lunes, 3 de mayo de 2010

Crisis Eléctrica, UNA TRAGEDIA QUE UNE A LOS VENEZOLANOS

Versión 1 / 150410

Documento en constante revisión y actualización. Elaborado con el aporte de un significativo número de venezolanos expertos en el desarrollo del sector eléctrico nacional. Lo suscriben los ingenieros Miguel Lara, Gustavo González, Jorge Pirela , Iñaki Rousse y Víctor Poleo. Caracas, abril 2010

Venezuela 2010

1. Venezuela tiene una población de aproximadamente 28 millones 500 habitantes. De ellos, unos 13 millones integran su fuerza laboral. Se estima que en todo el sistema educativo están inscritos más de 7 millones de venezolanos. Según el último Censo Electoral, los venezolanos legalmente autorizados a votar, mayores de 18 años, llegan a los 19 millones de personas. Las cifras oficiales señalan que sólo 20% de las familias habitan en viviendas consolidadas y 80% de las familias no disponen de los servicios básicos en sus viviendas. Se estima que en el país existen cerca de 1 millón de empresas y compañías generadoras de bienes y servicios. Los datos oficiales indican que hay unos 24 mil planteles y unidades educativas, instituciones de educación y unos 100 centros de atención de salud con servicios completos, aparte de los programas asistenciales. En todo el territorio nacional circulan unos 5 millones 200 vehículos que consumen aproximadamente 400 mil litros de gasolina diariamente. Igualmente, en el país hay más de 75 diferentes aeropuertos, en los cuales aterrizan o despegan diariamente más de 700 aviones, nacionales o internacionales. Nuestro sistema bancario tiene más de 3.600 sucursales y cerca de 25 millones de cuentas de depósitos en todo el territorio nacional. Diariamente más de 9 millones de personas tiene acceso a Internet y en el mercado nacional existen más de 29 millones 500 mil celulares funcionando. En el país se imprimen más de 110 periódicos cada día, con un tiraje que sobrepasa los 2 millones de ejemplares. Más de 600 emisoras de radio y 100 de televisión transmiten sus señales en todo el país.

Finalmente, el sistema eléctrico nacional cubre desde finales de los años 80 más del 97% de toda la población, es decir, prácticamente a todos los venezolanos y todo el territorio nacional.

A quién afecta una crisis eléctrica

2. Exponemos estas cifras generales y públicas como marco para entender la realidad de nuestro sistema eléctrico y lo que significa que el mismo funcione adecuadamente o, por el contrario, sea mal manejado o se destruya.

3. Cuando se habla de una crisis educativa, de salud, bancaria, de transporte, estamos hablando de crisis sectoriales, parciales, de crisis que afectan en un momento dado y de manera directa sólo a una parte de la población.

4. Pero, por el contrario, cuando se afronta o se habla de una “crisis de energía eléctrica” debemos entender algo que afecta a la totalidad de la población. La electricidad está relacionada con “el bienestar general” de la población y con la producción de bienes a partir de bienes. Dicho de otra forma: la industria eléctrica es la nutriente de todas las otras industrias y actividades económicas de la Nación.

5. Allí la diferencia básica, lo importante y grave tanto política como social y económicamente de lo que vamos a compartir.

Nuestro sistema eléctrico

6. En términos muy generales el sistema eléctrico nacional está compuesto por cuatro niveles:

- Generación,
- Trasmisión,
- Distribución y
- Comercialización.

7. Para finales del 2009, la generación está compuesta por un parque hidráulico con una capacidad instalada de 14 mil 630 megavatios y un parque térmico con una capacidad instalada de 9 mil 40 megavatios aproximadamente. Todo, para un total aproximado de unos 23 mil 670 megavatios.

8. Un estimado de 62% hidráulico y un 38% térmico.

9. Venezuela cierra el año 2009 con un consumo de energía de 123.000 gigavatios/hora y una demanda máxima histórica de 17.300 megavatios. Los planificadores estiman un incremento de dicho consumo con un promedio inter anual de un 4.25% en los últimos 10 años

10. Es decir, que, a manera de ejemplo, durante la actual administración, que lleva ya 11 años manejando las políticas públicas del estado venezolano, ha debido planificar, instalar y administrar un incremento de generación superior al 55% por ciento de la identificada en 1998.

11. Como veremos, ello no ocurrió…

El sistema hidroeléctrico

12. El sistema hidroeléctrico nacional representa una de las obras de ingeniería más robustas e imponentes del continente y una demostración de continuidad administrativa ejemplar. Las represas de Guri I y II (8.850 megavatios), Macagua I, II y III (2.930 megavatios) y Caruachi (2.196 megavatios) representan una generación eléctrica de aproximadamente 14.000 megavatios, un 80% de lo que demanda el país en condiciones normales.

13. A este sistema se le sumará en el 2014 la central Tocoma ubicada entre Guri y Caruachi con 2.270 megavatios.

14. La generación hidroeléctrica en el Bajo Caroni nos significa un volumen de energía en el orden 550 mil barriles equivalentes de petróleo diarios, energía fósil (gas, diesel, residuales) que por defecto no quemaríamos en centrales termoeléctricas.


15. Las otras fuentes de energía hidroeléctrica son:

- Central San Agatón, en Táchira (300 megavatios)
- Central José Antonio Páez, en Mérida (240 megavatios)
- Central Juan Antonio Rodríguez, en Barinas (80 megavatios)
- Central Masparro, en Barinas (25 megavatios)
- Próximamente, se pondrá en servicio La Vueltosa, ahora llamada Fabricio Ojeda, en Táchira (514 megavatios)

El sistema térmico

16. Las medianas y grandes centrales son:
- Planta Centro (2.000 megavatios, Morón, 1980);
- Complejo Tacoa (1.700 megavatios, Estado Vargas, 1980);
- Ramón Laguna (660 megavatios, Maracaibo, 1940; antes La Arriaga, 1920) y
- Termo Zulia (670 megavatios, Maracaibo, 2009) representan cerca del 55 % de la generación eléctrica térmica que consume el país.



Qué esta pasando en la actualidad?

17. Con la puesta en funcionamiento de la presa de Tocoma el sistema hidroeléctrico del Bajo Caroní llegará a su máxima capacidad de generación. Esta obra no se culminó para la fecha inicialmente prevista (2007), siendo diferida para el 2014.

18. Pero, por razones estacionales de verano, la entrada de agua a la represa del Guri es inferior a la que utilizan normalmente sus turbinas para generar electricidad.

19. En el 2009 ingresó 14% menos agua que el promedio esperado y, a la vez, los administradores de la presa de Guri “turbinaron” más del 25% del promedio anual debido a que no existía el parque termo eléctrico que estaba planificado y que debió estar en funcionamiento para generar la oferta correspondiente.

20. Esto explica, sin sesgo político alguno, lo que está actualmente ocurriendo o lo que estamos viviendo como consecuencia.

21. Y, mientras esto ocurre, no se construyeron ni se ejecutaron los trabajos de mantenimiento necesarios en el parque térmico, especialmente de Planta Centro.

22. En presencia de la “crisis” de 2002-2003, esas variables en términos de energía eléctrica estaban totalmente previstas por los especialistas venezolanos.

23. Existen los respectivos informes, presentaciones y correspondencias, dirigidos directamente a la Vice Presidencia de la República y a los ministros de Cordiplan y de Energía y Minas en el 2001, 2002 y 2003, en los cuales se señalan los correspondientes pronósticos.

24. Igualmente, y a manera de ejemplo, se formula en el año 2005 el Plan de Desarrollo del Sector Eléctrico Nacional, PDSEN, que precisa muy claramente los alcances y características de las inversiones y obras a realizar. Igualmente, este Plan se ejecuta en un porcentaje muy bajo.

25. Complementariamente, en el marco de la primera Ley Habilitante otorgada al Presidente Hugo Chávez en 1999, se aprueba la primera Ley de Servicio Eléctrico en 110 años de Industria Eléctrica en Venezuela, la cual de cumplirse cabalmente tampoco nos encontraríamos en la actual coyuntura.


¿Qué es lo que no se hizo?

26. El Gobierno Nacional durante estos últimos 11 años debió realizar obras que incrementaran la generación eléctrica a un promedio inter anual de 1.200 megavatios.

27. Qué ha pasado:

- La planta eléctrica Termo Bachaquero (1.000 MW), en la Costa Oriental del Lago, estado Zulia, debió estar lista en el 2008 y no existe.

- La planta Pedro Camejo, en Valencia, se instala pero produce sólo 150 megavatios, el 50% de su capacidad (300 megavatios) por razones de combustible y trasmisión asociada.

- La planta termo eléctrica Josefa Camejo, en Punto Fijo, de 450 megavatios se instala, pero solo opera una tercera parte de su capacidad.

- La presa de Tocoma, en el estado Bolívar, tiene siete años de retraso y estará terminada en el 2014.

- La presa de La Vueltosa, en Mérida, igualmente retrasada y de la que el propio diputado oficialista Luís Tascón ha hecho graves denuncias, como igualmente lo ha hecho respecto a los trabajos en la presa de Masparro, en el estado Barinas.

- No se logra recuperar Planta Centro. Son variados y contradictorios los anuncios sobre estos trabajos.

- No se recupera el parque turbo gas que administraba Cadafe, bajo el ensayo institucional hoy denominado Corpoelec, suerte de casa matriz de las empresas públicas existentes mas las estatizadas en 2007 (Electricidad de Caracas, Electricidad de Valencia, Electricidad de Nueva Esparta, …)

- Cuando se abandona el mantenimiento de Planta Centro no se hace la inversión que se necesitaba para la conversión a gas de todas sus unidades. El grado de deterioro actual muy probable hace inviable su recuperación.

- De cinco turbinas, sólo funcionan parcialmente dos (la 3 y la 4) y actualmente una tercera (la 1) está en recuperación. Como ha registrado la prensa nacional, en momentos críticos las cinco turbinas se han paralizado simultáneamente.

- Otra realidad muy grave y públicamente poco ventilada: durante estos 11 años no se han construido ampliaciones significativas de la red troncal a muy alta tensión, es decir la que transporta la energía a 400 y 800 kilovoltios desde el Bajo Caroni a los mercados eléctricos del Oriente, Centro-Norte y Occidente del país.


- Se estima que el sistema de trasmisión, sub transmisión y distribución eléctrica de Venezuela tiene unos 22.000 kilómetros de líneas

A la fecha del 2002 la red eléctrica troncal es como sigue:

Líneas a 765 kV 2.083 kilómetros
Líneas a 400 kV 4.154 kilómetros
Líneas a 230 kV 5.574 kilómetros

- Lo que si se puede afirmar con absoluta seguridad es que en estos 7 últimos años no se ha construido ni un sólo kilómetro de la red troncal. Este sistema funciona actualmente por encima de sus límites normales de operación.

- Corpoelec ha construido sólo 155 kilómetros de líneas de trasmisión, cuando debió haber culminado 642 kilómetros, según sus propios informes.

- Cadafe pierde cerca del 75% de su electricidad por robos en baja tensión, mala facturación y no cobros.

28. En resumen: No se acometen los proyectos de generación térmica que permitirían el necesario balance hidrotérmico, que soporte en estos momentos los criterios de operación bajo los cuales se diseñó Guri.

29. En cifras: del año 1998 al 2009 la demanda nacional se incrementó cerca del 60%. Eso representa unos 6.500 megavatios nuevos. Pues sólo se pusieron en servicio 4.000 megavatios que no están operativos en su totalidad.

30. Que debió hacerse en términos sencillos: como promedio, “una Planta Centro” nueva cada dos años…! Esta es la necesidad real del país, expresada de manera gráfica…!

31. De ser personas verdaderamente responsables, aparte de reconocer lo que no se hizo o se hizo mal, debieron además haber iniciado importantes esquemas de racionamiento desde septiembre del 2009.

¿Conocía o no el Gobierno esta situación?

32. El éxito de todo país radica en la planificación de su sector eléctrico. Venezuela venía siendo “un país modelo” en este particular asunto durante la segunda mitad del siglo XX. Veamos algunas de sus expresiones:

33. En 1999, apenas llegó el Presidente Chávez a Miraflores, se le entregó al entonces ministro de Energía, Alí Rodríguez Araque el Plan de Expansión 1999-2013, elaborado bajo los lineamientos de la Oficina de Planificación de Sistemas Interconectados, Opsis, en la cual estaban representados todos los actores que conformaban el sistema. El Plan presentado tenía una visión de 20 años.

34. Ese mismo año, luego de muchas reuniones intersectoriales, se aprueba en la Asamblea Nacional la Ley de Servicio Eléctrico, como expresión de leyes habilitantes para el Presidente Chávez.

35. Existe documentación oficial que demuestra que en junio del 2001 los ministros de Cordiplan y de Energía y Minas tienen en su poder un informe completo de las demandas del país para los próximos diez años.

36. Ese año, igualmente, se trabaja sobre ese Informe y se formula el Plan 2001 del Sistema Eléctrico Nacional.

37. En el año 2001, el entonces Presidente de la CVG, General Francisco Rangel Gómez, envía una carta memorándum a los ministros Álvaro Silva Calderón y Jorge Giordani, en la cual expone lo que hay que hacer.

38. En el 2001 Edelca produce un Plan de Acción destinado a afrontar la situación tanto para ese año como para los venideros. Allí ya se precisa la urgencia del sector.

39. El 25 de marzo de ese mismo año 2002 el Presidente Hugo Chavéz decreta la creación la “Comisión Presidencial para el estudio, evaluación, aplicación y seguimiento del cumplimiento de los planes de la atención del riesgo potencia de insuficiencia en el suministro de energía eléctrica” presidida justamente por el Vicepresidente de la República de entonces, Diosdado Cabello, actual ministro de Obras Públicas y Vivienda. Ver Gaceta Oficial No. 37.411, de fecha 25 marzo 2002.

40. En el año 2003 se formula un Plan de Contingencia relacionado con lo que se debería hacer en caso de que el Guri llegara a su cota crítica de 240 metros. Sin embargo, nada se avanzó a este respecto.

41. En el año 2005 se genera desde el Ministerio de Energía y Minas el Plan de Desarrollo del Sector Eléctrico Nacional. Sin embargo, el mismo queda como un simple “listado de buenos deseos”.

42. Otros ejemplos de que el Alto Gobierno estaba debidamente informado de la situación, son los siguientes documentos:

 Correspondencia N° Pre -186-01de fecha 21 de marzo de 2001 enviada por el Ministro de la CVG a los Ministros de Energía y Minas y de Cordiplan. Informe de EDELCA de Octubre de 2001 denominado PLAN DE ACCIÓN PARA ENFRENTAR EL DÉFICIT ENERGÉTICO NACIONAL.

 Correspondencia N° 483 de fecha 12 de Noviembre de 2001 enviada por el Comité Ejecutivo de OPSIS al Viceministro de Energías del MEM.

 Correspondencia N° 716 de fecha 15 de noviembre de 2001 enviada por el Ministro de Energía y Minas (E) al Gerente General de OPSIS.

 Presentación realizada por el MEM al Sector Eléctrico en enero de 2002 denominada denominado PLAN DE ACCIÓN PARA ENFRENTAR EL DÉFICIT ENERGÉTICO NACIONAL.

 Correspondencia N° 721 de fecha 22 de mayo de 2002 enviada por el Comité Ejecutivo de OPSIS al presidente de la Comisión Presidencial para atender el Riesgo Potencial de Insuficiencia en el Suministro Eléctrico.

 Correspondencia N° PRE-133-2002 de fecha 27 de Mayo de 2002 enviada por el Presidente de Edelca al Presidente de la CVG.

 Correspondencia N° 776 de fecha 19 de junio de 2002 enviada por el Comité Ejecutivo de OPSIS al presidente de la Comisión Presidencial para atender el Riesgo Potencial de Insuficiencia en el Suministro Eléctrico.

 Correspondencia N° VP-1937 dirigida por el Vicepresidente de la República al Gerente General de OPSIS con fecha de acuse de recibo el 01 de julio de 2002.

 Minuta de la reunión de la Comisión Presidencial para la Atención del Riesgo Potencial de Insuficiencia en el Suministro de Energía Eléctrica de fecha 03 de Julio de 2002 relativa a la presentación que le realizara el Comité Ejecutivo de OPSIS a dicha Comisión Presidencial.

 Correspondencia N° 865 de fecha 14 de Agosto de 2002 enviada por el Gerente General de OPSIS al secretario Ejecutivo de la Comisión Presidencial para atender el Riesgo Potencial de Insuficiencia en el Suministro Eléctrico.

 Correspondencia N° 1145 de fecha 17 de febrero de 2003 enviada por el Comité Ejecutivo de OPSIS al Ministro de Energía y Minas.

 Y correspondencia N° PRE-228-2003 de fecha 28 de Abril de 2003 enviada por el Presidente de de la CVG al Vicepresidente de la República y a los Ministros de Energía y Minas y de Cordiplan.

 En el año 2006 se produce el estudio Vulnerabilidad del Sistema Eléctrico Nacional en relación a las inversiones de EDELCA y CADAFE en el sector trasmisión para el período 2001 – 2005: “…Los alcances del estudio focalizan en la gestión de EDELCA - responsable de la generación y transmisión (Red Troncal) del 70% de la energía eléctrica nacional - y en la gestión de CADAFE, empresa que sirve un 80% del territorio nacional. Si bien la gestión EDELCA es eficiente, la gestión CADAFE exhibe una ejecución del 24% en cerca de 300 proyectos de transmisión y sub transmisión a los cuales le fueron asignados $650 millones ”

 Suficiente y sólido diagnóstico documental para disponer hoy de una red debidamente mantenida. Cosa que no ocurre.

43. Para este año, ya el MEM - PDVSA ha asumido el control de “todas las áreas del sector eléctrico”, y la Oficina de Planificación de Sistemas Interconectados, Opsis, se convierte en el Centro Nacional de Gestión del Sistema Eléctrico y, en correspondencia con la Ley Eléctrica, se institucionaliza su rol de gestor del Sistema Eléctrico Nacional y su especifica autonomía deja de existir y pasa a ser una dependencia del ministerio de Energía y Minas.

44. En marzo del 2006 el presidente de EDELCA, General Daniel Machado Gómez, declara a la prensa Nacional la necesidad perentoria de instalar plantas térmicas para evitar un déficit de generación ante hidrologías secas. Ver: El Universal marzo 2006.

45. Es pertinente recordar que la administración del presidente Chávez permite en el año 2000 una “OPA” de la empresa norteamericana AES sobre la Electricidad de Caracas, para luego, de manera inexplicable, estatizarla en el 2007, cancelándole a la multinacional la cantidad de 800 millones de dólares.

46. En transgresión de la Constitución y de la Ley Eléctrica, el gobierno desnacionalizó entonces el capital nacional de más vieja data en Venezuela. Tal OPA fue impugnada ante el TSJ en 2000 y la demanda admitida en 2006.

Por otra parte, hubo el dinero…

47. A pesar de que las obras se planificaron, los proyectos fueron concebidos, los contratos se otorgaron, el dinero se gastó … las obras no se encuentran por ningún lado…!

48. Los expertos que siguen el sector han determinado que más de 50 mil millones de dólares han ingresado al sector eléctrico en estos 11 años.


49. Recursos suficientes para:

- Haber instalado fuentes alternativas de generación térmica,
- Haber concluido satisfactoriamente los proyectos del Bajo Caroní
- Haber hecho la expansión y el adecuado mantenimiento de las
redes de trasmisión y distribución.

50. Este dinero provino de:

- Las asignaciones fiscales anuales aprobadas por la Asamblea Nacional durante 1999-2009 ($7 mil millones)
- Créditos adicionales en igual periodo ($700 millones)
- La factura eléctrica 1999-2009 ($27 mil millones)

En adición, se conoce un considerable conjunto de otros proyectos y asignaciones ad hoc en el orden de al menos $15 mil millones y cuya cuantificación está ahora en progreso, entre ellos los siguientes:

- Créditos de la CAF y del BID ($4.700 millones)
- PDVSA (Compra de empresas eléctricas de Valencia, Nueva Esparta, San Felipe, Caracas y recientemente, TURBOVEN. ($1.300 millones de dólares)
- Negocios eléctricos con terceros países ($3.000 millones)
- Fonden ($900 millones)
- Fondo Chino – Venezolano ($2 mil millones)
- Préstamos de la banca internacional (Nordic Investment Bank y Northern Trust Company, $83 millones)
- Emergencia eléctrica: $4 mil millones

51. En Junio 2005, la Asamblea Nacional concluyó una investigación sobre Cadafe cuyo informe se intentó no darle mayor divulgación y que concluye lo siguiente: “Solicitar la intervención con estricto carácter de urgencia de la Contraloría General de la República, a los fines de establecer las responsabilidades administrativas que pudieran derivarse de las causas que originan la delicada situación financiera de la empresa C.A.D.A.F.E. y filiales, detectada por esta Sub Comisión Especial…La Junta Directiva y la Gerencia de la empresa C.A.D.A.F.E., es responsable de las cuantiosas pérdidas económicas y financieras citadas en este informe final y así se decide”.

52. En materia de costos, hay un aspecto fundamental característico de la actual administración: los costos de las obras asignadas selectivamente a empresas internacionales asociadas a “gobiernos amigos” representan montos de más del doble de lo que proyectos similares en otros países:

- El consorcio español Iberdrola-Elecnor, que construye Termo Sucre en Cumana (1.000 MW), está cobrando 1.400 euros por cada kW instalado. Esa misma empresa cobra menos de 600 euros por kW instalado en otros países.

- Igual ocurre con la empresa española DuroFelgueira y el proyecto de 1.000 MW en El Sitio, Valles del Tuy.
- Estas dos plantas de 1000 megavatios cada una suponen, entonces, un exceso de precio estimado en 1.800 millones de euros.

- La presa Tocoma (2.300 MW) en manos de la brasilera Odebrecht poco menos que duplica su costo actual ($4.700 millones) vs su costo original ($2.600 millones).

- La empresa argentina IMPSA rehabilita el equipamiento electromecánico de Macagua I (367 MW, 1961) a un costo cercano a los $400 millones, con la ironía de no añadir 1 kWh a la generación del sistema hidroeléctrico del Bajo Caroni.

- Bien conocida es, por demás, la injerencia de Cuba en dictar política eléctrica en Venezuela (v.gr.: bombillos ahorradores, plantas de generación distribuida, líneas a 115 kV, etc.) y de agenciarse recursos financieros por vía de la Unión Eléctrica de Cuba.

53. En otras palabras, se puede afirma categórica y responsablemente, que a la administración del Presidente Chávez nunca le ha faltado ni piso legal, ni piso político, ni dinero para haber adecuado apropiadamente la infraestructura del sector eléctrico…

54. Lo único que le ha faltado son las obras funcionando debidamente…!,

En este contexto, valga indicar que en el periodo 1950-1998 se construyó el formidable sistema eléctrico nacional que hoy tenemos y que la inversión acumulada en 50 años (pública y privada) está en el orden de $50 mil millones, según sigue:

Década Millones de $1998

1950-1959 1.657
1960-1969 2.523
1970-1979 12.647
1980-1989 21.601
1990-1998 10.472

Pero si se debió hacer algo en 11 años

55. De las obras que puede contar la actual administración como propias en el sector eléctrico y que sean significativas o relevantes para la actual coyuntura, encontramos que:

- Culminó Caruachi, la cual se encontraba en un 25% adelantada.
- La OAM 13 , en el Distrito capital (82% avanzada)
- La Josefa Camejo
- Pedro Camejo
- Argimiro Gabaldón
- TermoZulia I y la primera etapa de TermoZulia II
- Termo Barrancas
- Masparro

En su mayoría, los proyectos ejecutados exhiben características deficitarias características que hemos señalado con anterioridad (rezagos en el tiempo y carencias de ingeniería).

56. La inversión 1999-2009 la estimamos en al menos $25 mil millones.

El fenómeno El Niño

57. Hay que desmitificar el llamado fenómeno de El Niño, para explicarlo de una manera sencilla en esta oportunidad.

58. El fenómeno de El Niño ha ocurrido 24 veces en toda la historia de registros de aportes del Caroní, la cual se lleva desde 1950

59. En los 11 años de esta administración, se ha presentado cuatro veces (2002, 2004, 2006 y 2009) y en las tres primeras oportunidades el Caroní entregó aportes al embalse de Gurí superiores al promedio histórico.

60. Incluso, en los años 82-83 y 97-98 su presencia fue más extrema que en la actualidad, y no tuvimos necesidad de padecer lo que actualmente estamos viviendo.

61. Es fundamental reconocer una gran realidad: El Niño, como fenómeno natural es recurrente y, muy importante, su impacto sobre las lluvias es ampliamente conocido. Si se es responsable no se le puede achacar como una causa imprevista…!

62. Por efectos del fenómeno de El Niño a la represa de Guri, en un 60% de las oportunidades en las cuales se presentó, le fluye menos agua, pero los expertos hacen las proyecciones necesarias para activar los sistemas alternos de energía, administrar convenientemente la represa de Guri y evitar racionamientos innecesarios.

63. Los años más secos registrados desde 1950 son 1964 y 2001 y en ninguno de ellos ocurrió el fenómeno El Niño. Estudios realizados en la USB y UCV concluyen que no hay evidencia probabilística de causa-efecto entre el fenómeno El Niño y los caudales del Caroni.

64. La mayor serie de años consecutivos de sequía es de cuatro años (1957 a 1960). Con base en esta serie seca se determinó la forma de administrar el embalse y soportar una hidrología similar.

65. Por ejemplo, en el año 2003 el nivel de Guri llegó a su nivel más bajo histórico, el de 244.55 metros. Sin embargo, no tuvimos esta reacción espasmódica por parte de las autoridades gubernamentales, recordando que eran las mismas que tenemos hoy en día.

66. Otra situación es que desde agosto del 2009, cuando se conoció la presencia de El Niño y los aportes del Caroní estuvieron por debajo de los valores promedios, los caudales turbinados en Guri durante los meses finales del 2009 fueron record. De esta manera se produjo un gasto excesivo del embalse que condujo a la situación actual.

67. Por lo demás, hasta la Corporación Andina de Fomento, CAF, alertó al Gobierno nacional en los años 97-98 sobre la evolución y efectos de este fenómeno natural.

68. Y, desde el punto de vista de estrategias y políticas estatales preventivas, se debe formular la siguiente pregunta: ¿Por qué estando en la zona o costa del Pacífico países como Ecuador y Colombia, sus sistemas de electrificación no fueron tan dramáticamente afectados por “El Niño” y Venezuela sí?

Responsables

69. No cabe duda de que ni las familias, ni los empresarios, ni los trabajadores, ni los comerciantes que consumen y pagan su servicio eléctrico son culpables de lo que ocurre en el país.

Acusar al consumidor de culpable debido a sus hábitos o someterlo a injustas restricciones es desviar intencionalmente la responsabilidad de quienes debieron tomar las decisiones políticas y técnicas correspondientes. Ellos son:

- Jorge Giordani (casi 11 años en el gabinete)
- Alí Rodríguez Araque
- Rafael Ramírez (Presidente de PDVSA desde 2003 hasta el presente. Siete años en el gabinete)
- Diosdado Cabello
- Francisco Rangel Gómez (Presidente CVG)
- José Vicente Rangel
- Tobias Nobrega
- Álvaro Silva Calderón
- Nervis Villalobos (Presidente CADAFE)

Todos, obviamente, bajo la jefatura política del Presidente Hugo Chávez, quien explícitamente manifiesta de manera reiterada, que en este Gobierno todo se hace sólo bajo su autorización como Jefe de Gobierno.

70. Como ejemplo de la responsabilidad del equipo que actualmente administra el país, la minuta de la reunión de la Comisión Presidencial para la Atención del Riesgo Potencial de Insuficiencia en el Suministro de Energía Eléctrica, de fecha 03 de Julio de 2002, relativa a la presentación que le realizara el Comité Ejecutivo de OPSIS a dicha Comisión Presidencial, en la cual se le presenta a los miembros del Gabinete Ejecutivo toda la problemática del Sector Eléctrica y las recomendaciones para su solución.

Figuran las siguientes personas como asistentes:

 José Vicente Rangel
 Diosdado Cabello Rondón
 Alí Rodríguez Araque
 Álvaro Silva Calderón
 Francisco Rangel Gómez
 Tobias Nobrega
 Nervis Villalobos

La famosa cota 240 de la represa de Guri

71. La represa de Guri cubre una superficie de más de 4.500 kilómetros cuadrados y se diseñó para trabajar a una cota máxima, o cota corona, de 272 m.s.n.m. Esta es la máxima altura a la que debe llegar el embalse.

72. La denominada cota 240 de la represa de Guri representa el nivel de aguas en el cual los estudios de Edelca siempre han indicado que ocho de sus veinte turbinas generadoras de electricidad no deberían trabajar, al menos a su capacidad normal. Si el agua llega a ese nivel es necesario desactivarlas, pues las mismas corren un elevado riesgo de sufrir daños severos.

73. Son las ocho turbinas de mayor capacidad en la casa de maquinas II de Guri (770 MW cada una).

74. Si llegamos a esa cota es por el mal manejo gerencial de la represa.

75. Recordemos, además, que si Guri II no turbina, se afectan igualmente aguas abajo las presas de Caruachi y Macagua, totalizando 1.000 MW en cada una de ellas.

76. Esta parada significaría simplemente que no se producirían ni se enviarían al resto del país, incluyendo Caracas, cerca de 5.000 megavatios que generan actualmente las centrales del Bajo Caroní.

77. Implica un obligado racionamiento de entre 8 y 12 horas mínimos, los cuales deben ser, además, profesionalmente anunciados y administrados.

78. No se podría seguir discriminando a Caracas frente al resto del país. Caracas quedaría definitivamente incluida.

79. Recientemente voceros del Gobierno señalan que la presa de Guri puede operar por debajo de la cota 239. Eso es cierto, sólo y cuando a las máquinas se les baje la potencia. Bajar la potencia a las máquinas significa una oferta menor. Esto además del riesgo de daño, también involucra esquemas severos de racionamiento.

Si se toma este camino, y desde un punto de vista estrictamente técnico, el Gobierno estaría pensando en parar todo el sistema industrial de Guayana, que consume unos 1.000 megavatios, a los fines de garantizar abastecimiento al resto del país y, especialmente, no afectar a Caracas.

80. Hay un ALERTA para este escenario. Si este año se opera la presa de Guri por debajo de la cota 239 se estaría decretando de manera definitiva una verdadera crisis para el año 2011.
Una expresión valida para este escenario es la siguiente:

“Estamos jugando a la ruleta rusa”

81. Concepto técnico: cada metro cúbico de agua de Gurí tiene un valor: un valor hídrico y un valor térmico. Sólo con modelos matemáticos es posible gerenciar la presa, para la toma de decisiones en cada momento. Así se venía haciendo en el pasado. Ahora sólo se procede a “turbinar”, es decir, generar la máxima electricidad hídrica posible.

Manejar la represa de esa manera no es más que una apuesta irresponsable con las probabilidades en contra.

82. Concepto técnico: la buena salud de las cuencas del Caroni-Paragua (97 mil kilómetros cuadrados) es piedra angular de la generación hidroeléctrica.

Un informe reciente de la Academia de la Ingeniería y del Hábitat alerta acerca de un 40% de afectación de la cuenca por incontrolada actividad minera.

83. Dice el informe anual 1973 de CVG EDELCA: “Debe desaconsejarse todo uso colonizador que lleve consigo el peligro de la deforestación, por mal uso o quema de los bosques. Dadas las características de vulnerabilidad y del precario equilibrio del sistema ecológico de la Gran Sabana, así como la aridez y poca fertilidad de los suelos que la constituyen, creemos firmemente que el mas valioso aporte de ese espacio radica en la utilización nacional de los ríos Caroni y Paragua”.

¿Qué papel juega Edelca en toda esta realidad?

84. Edelca fue fundada en el año 1953, cuando entra en funcionamiento la Oficina de Estudios para la Electrificación del río Caroní. Es la empresa de generación hidroeléctrica más importante con la que cuenta Venezuela. Opera las centrales hidroeléctricas del Bajo Caroní, aportando más del 60% de la producción nacional de electricidad y administra una red de líneas de transmisión que superan los 5.700 Km.

85. Una manera sencilla para explicar el papel o rol de Edelca es utilizando las siguientes cifras:

- Para el año 2009 la demanda máxima del país fue de 17337 megavatios. De ellos, 11823 megavatios, es decir, el 68% de todo el sistema los aportó Edelca.

- En el 2009 el consumo anual de energía fue de 123.000 gigavatios/hora y Edelca suministró 83.700 gigavatios/hora, un 68% del total.

86. Es el motor eléctrico del sistema. Su colapso técnico, económico o financiero arrastraría al resto de ese sistema.

87. Hay una frase muy utilizada por los técnicos y expertos que habla mucho de esa empresa, que en el pasado fue ejemplo de continuidad, meritocracia, experticia y conocimientos. Incluso exportábamos técnicos a otros países con importantes proyectos hidroeléctricos.

88. Esa frase es:

“En la actual administración a Edelca la cadafetizaron…”

89. En la actualidad, cuatro hechos son innegables y hablan por si solos:

- Edelca está politizada
- Desprofesionalizada progresivamente
- Su nómina se ha duplicado y
- Primera vez en toda su historia está en rojo financieramente. Nunca antes había ocurrido esto último.

90. El desarrollo económico de la Venezuela durante la segunda mitad del siglo XX descansa en los desarrollos hidroeléctricos del rio Caroni:
- Desarrollo de Ciudad Guayana
- industrias del hierro, acero y aluminio
- Se nutre de electricidad los desarrollos urbanos e industriales en el centro-norte costero del país.


Es refutable y rechazable, en consecuencia, que a la luz de una transitoria sequia del Caroni los formidables desarrollos hidroeléctricos en el Bajo Caroni sean responsables de la actual crisis eléctrica.

¿Qué es mejor, la energía hidrológica o la térmica?

91. Ambas son buenas, ambas son necesarias. Ninguna es mejor o peor que la otra. Es asunto de aprovechamiento adecuado de los recursos disponibles.

92. Ello se llama Política Energética, una conceptualización unificada de las industrias del petróleo, del gas, del carbón y de la electricidad.

93. Las erradas decisiones en Política Energética desde 2003 son, en esencia, las causas últimas de la actual crisis eléctrica:

- No hay gas termoeléctrico -consecuencia previsible de la descapitalización de conocimientos en PDVSA en 2003

- La opción Orimulsión fue desechada también en 2003 sin mediar razón creíble. Ali Rodríguez, entonces presidente de PDVSA

94. El proyecto hidroeléctrico de Guayana estuvo perfectamente concebido y ejecutado, tal como estaba previsto desde sus orígenes. Desde 1950 representa energía:

- Limpia,
- Abundante,
- Barata y
- Renovable.

95. Amén de que hoy representa un ahorro de más de 550 mil barriles de petróleo por día al país. Los cuales se exportan generando divisas.

96. El Caroní añade renta a la renta petrolera.

97. El sistema hidrológico de Guayana está intencionalmente diseñado y construido para que sea complementado con un sistema de generación térmica.

98. Al concluirse la presa de Caruachi las inversiones deberían enfatizarse en lo térmico. Así lo señalan los diversos planes que hemos tenido como Nación, para el sector eléctrico.

(Ver la correspondencia N° Pre -186-01de fecha 21 de marzo de 2001 enviada por el Ministro de la CVG a los Ministros de Energía y Minas y de Cordiplan).

Estas son las mismas obras que están previstas en el informe del año 1999 y en el Plan de Desarrollo del Sector Eléctrico Nacional del año 2005.

99. En cuanto al tema de las sequías, Guri se diseña para que debidamente administrado soporte hasta tres períodos secos, apoyando la generación que demanda el país mediante el efectivo funcionamiento de plantas térmicas.


Energía eólica, solar y el Alto Caroní

100. El Presidente Chávez insiste en todo momento en el desarrollo de sistemas eólicos para modernizar nuestro sistema eléctrico nacional.

101. Es una propuesta pertinente al mediano y largo plazo.

102. Pero sin ninguna probabilidad de ayudarnos en la actual crisis. Nunca sería una opción real antes del 2012, empezando desde ya.

103. Lo eólico es una alternativa moderna, de última tecnología junto con la energía solar y las mini centrales hidroeléctricas. Es un desarrollo deseable y ya convenientemente comprobado. Es amigable con el ambiente.

104. Sin embargo, una hipotética expansión de energías renovable es de naturaleza “discreta”. Desarrollada a plenitud podría llegar máximo a satisfacer un 15% de la demanda energética nacional.

105. Dónde: en los estados Falcón, Sucre, Nueva Esparta y los Andes.

106. Venezuela tiene potencial para la energía eólica pero ninguna capacidad eólica para ayudarnos en este momento.

107. Similares consideraciones se podrían hacer respecto a la energía solar.

108. Similares consideraciones deben hacerse sobre el desarrollo de lo que se denomina el “Alto Caroní”. Esta alternativa solo es lógica con una visión de “largo plazo” y luego que Venezuela haya desarrollado un robusto y bien consolidado sistema térmico.

Mas grave aun, en buena teoría de planificación un decisor racional nunca se bloquea opciones a futuro. El ministro Giordani ha sentenciado que no habrá desarrollos en el Alto Caroni en 500 años.


Un primer ejemplo térmico: los proyectos Bachaquero y Tamare

109. Pongamos un claro ejemplo en el área de la energía térmica que influye determinantemente en la actual coyuntura: los proyecto Bachaquero y Tamare, ubicados en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo.

110. En el año 2004 el Presidente Chávez anuncia el Centro Criogénico del Zulia. Se compran seis turbinas Siemens para un total de 1.080 megavatios para este proyecto, el cual nunca se construyó.

111. Las plantas eléctricas llegan en el 2006, pero son abandonas a su suerte. Cinco años después siguen “encajonadas” en el mismo sitio, bajo responsabilidad de PDVSA.

112. El terreno Bachaquero está baldío y no se observa inicio de obra civil alguna. El terreno de Tamare está invadido.

113. Su capacidad de generación hubiera sido de 1.080 megavatios. ¿Qué significan?

- Equivalente a un poco menos de la mitad de lo que consume Caracas. (cerca de 2.300 megavatios).
- Siete veces más que la oferta que actualmente hace Colombia.
- Más de 100 plantas de las que actualmente está inaugurando el Presidente.

114. Expertos han realizado estudios de proyección y simulación, y han concluido que de haber estado en pleno funcionamiento estas plantas desde el 1ro de enero del 2009, hipotéticamente la cota de la represa de Guri estaría a más de 7 metros por encima de lo que se estima estaría para mayo del 2010.

115. Con toda seguridad, no estaríamos en la actual emergencia nacional..!

116. Esta es otra demostración de que sí existieron y existen los planes y los proyectos, y dramáticamente sólo faltan la gerencia, las obras y los responsables.

117. ¿Quién es o quiénes son los responsables de este caso, por ejemplo?

Un segundo ejemplo térmico: La Raiza

118. La Raiza es una planta de dos turbinas a ser instaladas en el estado Miranda y cuya primera piedra se puso en el 2005. Cada equipo debía producir 100 megavatios.

119. Fueron compradas por Pdvsa a la Electricidad de Caracas, pero actualmente no se conoce su destino, no se sabe donde se encuentran.

120. Fuentes señalan que se encuentran en el exterior. ¿Dónde están? El Gobierno Nacional está en deuda con el sector eléctrico y la opinión pública en cuanto a la respuesta o aclaratoria.

Las plantas que está inaugurando el Presidente

121. Son plantas de entre 1 y 15 megavatios. Son denominadas “plantas de generación distribuida”, que no son otra cosa que aquellas que suministran electricidad a las poblaciones cercanas a donde están instaladas.

122. Son plantas básicamente para usar en emergencia, cuando los grandes equipos fallan o llegan a su uso máximo. Están diseñadas para generar electricidad por cortos períodos de tiempo, de cuatro a seis horas, y en esta oportunidad se están instalando para uso permanente, continuo.

123. Van a durar muy poco tiempo. Son máquinas que por diseño son de corta vida. Eso quedó evidenciado con los 100 MW de generación distribuida que se instalaron en 2003 y que actualmente ya no se dispone de ellas.

124. La utilización de combustible diesel en esas pequeñas plantas, genera un nuevo problema logístico de gran magnitud: requieren instalaciones de almacenamiento de combustible en cada central y espacio para que puedan maniobrar las gandolas.

El flujo de vehículos entre los centros de despacho de diesel y las centrales distribuidas hará colapsar tanto a esos centros como a nuestra abandonada vialidad.

125. Su costo de operación será, entonces, muy alto. No tienen la escala adecuada.

126. Representarán en breve “un gran desorden tecnológico” en el sistema eléctrico nacional.

127. Son plantas que están siendo adquiridas por Cuba a terceros países, tales como Checoslovaquia, China, España y Brasil, para luego ser traídas a Venezuela, con el subsecuente e innecesario beneficio para el gobierno cubano.

128. El diesel es un combustible premium que sólo se usa para generar electricidad en casos muy específicos, jamás en un programa masivo.

129. Para colmo señalan fuentes gubernamentales que la inversión en la central de Achaguas (18 septiembre 2008) fueron US$21 millones, lo que significa US$1.400 por cada kW instalado, es decir, una inversión mayor que en Tocoma. Con la diferencia de que en Tocoma se invierte un poco más de US$1.000 por kW para generar electricidad por 50 años sin gastar combustible, mientras aquí se necesita el combustible más caro del mundo y la inversión se agota en una década.

130. Este tipo de plantas son pertinentes para un esquema eléctrico como el de Cuba, en el cual no existe un sistema interconectado. En Cuba no hay líneas de transmisión de alta tensión.

131. Para conocer la “racionalidad” de estas máquinas que inaugura el Presidente de la República en diferentes sitios del país, se debe hacer las siguientes comparaciones: mientras que una planta de estas tiene 1.5 megavatios.

- Una sola turbina de Guri genera 765 megavatios y la represa tiene 10 turbinas.
- Tacoa genera 1.100 megavatios
- Termo Zulia genera 900 megavatios

Mientras, estamos ayudando a otros países

132. Según un informe del Centro de Investigaciones Económicas – CIECA, del 2 de Diciembre del 2009, son millonarios los proyectos a favor otros países en el sector eléctrico:

Cuba 1.274 millones de dólares
Nicaragua 391 millones de dólares
Bolívia 185 millones de dólares
Haiti 56 millones de dólares

133. Ponemos por ejemplo, entre otros muchos, el costo por $170 millones que por instrucciones del señor Presidente Hugo Chávez nuestra Nación financia en estos momentos en la provincia de Holguin, en la República de Cuba.

134. Luego, queda pendiente una pregunta sobre la cual el país y los consumidores no han tenido respuesta satisfactoria de parte del Presidente: ¿Por qué la provisión de bombillos ahorradores y el equipamiento de plantas térmicas que se están instalando deben ser suministrada por o a través de Cuba, cuando está comprobado que ese país no las fabrica, haciendo esta triangulación más costosa para los contribuyentes venezolanos?


Cómo sería o debe ser un racionamiento eléctrico

135. Debemos repetir el hecho real que genera y generará los racionamientos: hubo los planes, los proyectos, se asignó el dinero pero no están las obras y no existe la gerencia competente que maneje el sector: en resumen, falta de planificación.

136. La falta de planificación se comprueba, cuando ocurre una de las siguientes tres realidades:

- Hay una mayor demanda que oferta.
- Indisponibilidad de equipos adecuados de generación y trasmisión.
- Se presenta un déficit eléctrico.

137. En el caso venezolano actual, están presentes los tres hechos..!

138. El enfoque que proponemos es el de tomar medidas. No el de alarmar. El de buscar soluciones y responsables, no el de perseguir o crear pánico. Pero tampoco podemos ocultar la realidad para tomar medidas.

139. El racionamiento es inevitable. Expertos señalan que debemos sacar del sistema una demanda cercana a los 1.600 megavatios / hora promedio, para evitar un mal mayor, una situación de crisis nacional.

140. ¿Cómo hacer? Allí está el dilema al corto plazo.

141. El denominado “día de parada” es simplemente otro esquema de racionamiento. De racionamiento coordinado.

142. Hay quienes señalan que en breve el Gobierno Nacional apostará por paralizar toda la industria básica de Guayana por un buen tiempo: ello representa solo unos 1.000 megavatios.

143. Si afortunadamente logramos evitar una crisis mayor este año, lo que si estimamos grave, entonces, son los pronósticos para el año 2011, pues la temporada de lluvia encontrará a Guri en su nivel mas bajo de llenado, aun más bajo del que alcanzó en la temporada de lluvia del 2009, y el sistema termo eléctrico nacional sigue sin alcanzar robustez, capacidad para ser una verdadera fuente alterna segura.

144. En una crisis eléctrica debemos reconocer entonces la existencia de una crisis política para poder resolver el problema seria y definitivamente.

145. Un racionamiento, como vimos en las cifras iniciales, activa la inseguridad, desmonta el sistema industrial, paraliza los esquemas de refrigeración y almacenamiento, debilita el sistema financiero, hace dependientes a los medios de comunicación, desmejora los sistemas de salud y de educación de los venezolanos.

146. No es correcto hablar de que va a ocurrir un colapso definitivo del sistema eléctrico venezolano. No es que va a ocurrir un gran apagón en todo el país.

147. Lo correcto es hablar de que los racionamientos se incrementarán, se harán más frecuentes. La población estará más restringida de usar este servicio público. Más restringida que nunca antes.

148. Así mismo, es irresponsable señalar fechas precisas de colapso del sistema hidroeléctrico de Guayana, al menos hasta este momento. Pero sí se puede afirmar que a partir de mayo la situación del sistema hidroeléctrico de Bajo Caroní estará muy comprometida.

149. Por otra parte, para esta Administración, el tema de los racionamientos no es asunto del año 2010. En los estados Lara, Anzoátegui y en la región de Los Andes los esquemas de racionamiento no ordenados o cismáticos viene ocurriendo desde hace varios años. La incorporación de racionamientos drásticos en la zona de Guayana es alarmante desde el año pasado.

150. Sin embargo, ante tal realidad lo primero que se debe hacer es poner al frente del sistema eléctrico a personas competentes, capaces, conocedoras de manejarlo en situaciones de crisis y llevarlo a situación de plena normalidad.

Dice el artículo 19 de la Ley del Servicio Eléctrico:

Los miembros de la Junta Directiva de la Comisión Nacional de Energía Eléctrica deberán ser venezolanos, de reconocida solvencia moral y competencia profesional en materias de electricidad, economía energética, regulación y administración de servicios públicos,

151. Las autoridades locales y regionales, alcaldes y gobernadores, deben estar completamente comprometidos y participativos en la formulación del plan de racionamiento convenido.

Costo para la sociedad y el país

152. Concepto de energía no servida: Aquella electricidad no suplida a oficinas y servicios, a hospitales, al transporte masivo electrificado, a operaciones de telecomunicaciones y controles de trafico, a usuarios residenciales y comerciales, a la progresiva desactivación de las actividades de producción y manufactura, etc.

153. Se estima mediante indicadores internacionales que 3.000 MW de racionamiento implica al menos $ 1.000 millones mensuales como costo para la sociedad y la economía.

154. Además de la degradación del propio sistema eléctrico.

¿A qué se llama “colapso” del sistema eléctrico nacional?

155. Insistimos que en nuestros escenarios no esta lo que en términos ingleses se denomina un “blackout” en todo el país o colapso del sistema. Sin embargo, una dura restricción del suministro parece inevitable a la fecha

156. Por colapso del sistema eléctrico estaríamos hablado de la situación en la cual 8 de las 20 máquinas de Guri se ven en la necesidad de detenerse, suspendiéndose la generación de unos 4.000 megavatios.

De ocurrir esto se afectaría de inmediato Macagua y Caruachi, suspendiéndose la entrega de otros 1.000 megavatios.

Para un total de no generación de unos 5.000 megavatios.

Eso si sería una circunstancias a la que habría que denominar como “colapso”.

Recomendaciones

157. Premisa

158. El Presidente Hugo Chávez debería aplicar en toda su extensión la Ley del Sistema Eléctrico aprobada en 1999, promovida y aprobada por él mismo.

159. Reprofesionalizar el sector. Desmilitarizarlo.

160. Por ejemplo, el programa de plantas térmicas debe ser gerenciado e implementado por un equipo de experiencia en ejecución de plantas térmicas. No debe tener un enfoque “militarizado”.

161. Colocar a un gran equipo de expertos venezolanos para manejar la actual crisis.

162. Reinstitucionalizar los criterios de planificación en el sector.

- Disponibilidad de equipos (85% importado)
- Disponibilidad de dinero
- Gerencia probada, experta, solvente
- Combustible suficiente (diesel y/o gas)
- Tiempo: haciéndolo todo bien y con la gerencia correcta, mínimo tres años

163. La planificación debe insistir en lo anteriormente previsto: terminado el proyecto Bajo Caroní, el país debe desarrollar un moderno parque térmico.

164. Convocar de nuevo a la ingeniería venezolana para que asuma responsabilidades en el sector (hoy está en manos de Brasil, España, Cuba, Argentina, Irán y Uruguay).

165. No fusionar Edelca con Corpoelec.

166. Retomar con criterio de política de estado el saneamiento de las cuencas que alimentan el sistema hidrológico de Guayana, paralizando las intervenciones ilegales de manera definitiva. Las actividades ilegales en selvas, montañas y cuencas hidrográficas normalmente cuentan con el apoyo de la indiferencia, lenidad o actitud cómplice de representantes de la FAN.

167. Recordemos que por instrucciones del Presidente de la República la Guardia Nacional fue relevada de su tradicional responsabilidad de custodia de la cuenca. Ahora lo asume el Ejercito.

168. Mucha de la confiabilidad del sistema depende de la salud de las cuencas.

169. Regionalizar la distribución. Las regiones deben ser los administradores – propietarios de sus sistemas de distribución. Esto lo señala la Ley de Servicio Eléctrico y se está aplicando todo lo contrario.

170. Tomar conciencia de que en materia energética:

- Aunque parezca y sean contradictorio y paradójico al corto plazo, el país tendrá que importar diésel.
- Significativo por demás es la noticia (EU, 13 de Abril, p. 1-6) de que CADIVI “otorgara facilidades para las compras externas de gasoil y fuel oil a la tasa de 2.60 BF” (auto-generadores privados).

171. En consecuencia, tenemos entonces otro “El Niño”, uno propio, que nos afectará todos los años: La falta de gas.

172. Combatir y penalizar las pérdidas eléctricas.

173. Debe existir e imponerse con carácter de urgencia una política de Uso de los Combustibles.

- Gas asociado al petróleo ha disminuido pues la producción ha bajado.
- Combustible líquido es para exportar, no para ser consumido internamente.

174. Los usuarios y consumidores deben organizarse, local, regional y nacionalmente.

175. Reconocer que todas las propuestas para ampliar los esquemas de transmisión existente a 1999 no se han desarrollado y este aspecto del sistema se encuentra muy atrasado.

176. Retomar con urgencia un proceso de reinversión del sector de manera planificada:

- Necesitamos 12.000 megavatios en los próximos 3 años
- Estimemos el kilovatio en $ 1.000
- Estamos hablando de unos 12 mil millones de dólares
- Solo en generación.
i. Mas 1/3 para transmisión
ii. Más un 1/3 para distribución
- Estimado de inversión:20.000 millones de dólares

177. Revisar el esquema tarifario a nivel nacional. Desde hace 8 años no se modifican las tarifas eléctricas. Ya se comienza a observar la sustitución de bombonas de gas por uso de la electricidad en las cocinas de los denominados ranchos de nuestras barriadas populares. En donde, como se sabe, no se cancela el servicio.

178. Así mismo, organismos y empresas gubernamentales deben cancelar mensualmente su factura eléctrica

179. Reconocer la verdad:

- Ante la anunciada baja de generación hidráulica no existen o no funcionan los complementarios equipos generadores de energía térmica previstos en los planes.

- El fenómeno El Niño no es “la causa” de la actual crisis eléctrica.

- Se debieron haber instalado cerca de 12 mil megavatios en los últimos 11 años y sólo se han puesto en funcionamiento 2.400 megavatios.

- No se hizo el debido mantenimiento de la infraestructura existente.

- Para comprender el compromiso en que se encuentra el actual sistema eléctrico nacional también debemos recordar que existe “una demanda oculta” de cerca de 1.000 megavatios.

- La demanda oculta no es otra cosa que la demanda de electricidad que actualmente tiene el país y que no es satisfecha ni por el sistema hidroeléctrico ni el sistema térmico del estado venezolano. Estos 1.000 megavatios son producidos por plantas propias en operaciones en empresas y compañías privadas para satisfacer sus necesidades de energía de manera segura.

- De no existir esta oferta privada la crisis hoy sería mucho más grave..!!

- Toda asesoría en el sector eléctrico proveniente de Cuba es atrasada e inoperante. Sus sistemas son muy antiguos en comparación con los nuestros.

Documento en constante revisión y actualización. Elaborado con el aporte de un significativo número de venezolanos expertos en el desarrollo del sector eléctrico nacional. Lo suscriben los ingenieros:

Miguel Lara, ingeniero electricista UCV (1976), Director del Centro Nacional de Gestión del Sistema Eléctrico Nacional, 1999-2005.
Gustavo González Urdaneta, ingeniero electricista UCV (1966), PhD en Sistemas de Potencia (Imperial College, Londres 1976), ex vice presidente de Planificación de CADAFE, ex Presidente Ejecutivo y Director de la Electricidad de Valencia.
Jorge Pirela, ingeniero electricista, Universidad de Louisiana 1955, ex Director, Gerente General y Vice-Presidente de La Electricidad de Caracas.

Víctor Poleo, ingeniero mecánico UCV 1969, MSc en Economía (Escuela de Economía de Londres, 1974), Director General de Electricidad del Ministerio de Energía y de Electrificación del Caroní, 1999-Junio 2001.

Caracas, Abril 2010

viernes, 30 de abril de 2010

INFORME LA CAMPIÑA, CASO PDVSA, DANIEL KLAUS, OCTUBRE 2009

PDVSA no tiene dinero ni para construir ni para dar mantenimiento a las refinerías en suelo patrio pero ha prometido la construcción de una veintena de estos centros industriales por doquier.



No puede llamarse sino charlatanería los anuncios del gobierno de Hugo Chávez en torno a la hipotética, (o surrealista), construcción de refinerías en diversos países. En los últimos años Miraflores ha anunciado acuerdos con Brasil, Uruguay, Ecuador, Nicaragua, Jamaica, Dominica, Mauritania, China y más recientemente Siria, para llevar a cabo tales proyectos. Sin embargo, la
realidad es que no hay dinero con qué concretar estos fantasiosos planes.

La construcción de refinerías en el exterior, 26 si no nos fallan las cuentas, es un proyecto suigéneris de integración energética, en el cual Caracas pondría casi la totalidad de los recursos (petróleo, dólares, ingeniería, experticia) y los socios muy poco. Eso dice la teoría porque la práctica ha demostrado que no se ha avanzado.

Aparte de que tiene las finanzas comprometidas en numerosos proyectos “sociales” no petroleros, PDVSA enfrenta serios problemas en su propio aparato refinador. Tanto el Complejo Refinador Paraguaná, (CRP), la refinería El Palito, la refinería de Puerto La Cruz y el Complejo Mejorador de Jóse llevan más de dos años con graves problemas críticos en diversas unidades. La corrosión, la falta de mantenimiento, la falta de repuestos y el desorden laboral han obligarán al Gobierno a importar gasolina. Si no se toman medidas inmediatas caeremos al fondo del abismo. Dentro de poco estaremos importando totalmente los 500.000 barriles de gasolina que necesitamos para el consumo interno diario. No habrá producción de gasolina a nivel nacional por el deterioro de las instalaciones.

• Muchos de los técnicos de PDVSA, por temor a represalias, se hacen los locos cuando tienen que decirle al presidente Chávez que no siga mintiendo, que no hay dinero para proyectos imposibles y nada rentables, que no siga jugando con la ingenuidad o la ignorancia de miles de venezolanos.

PDVSA no tiene recursos para asumir tales compromisos. La estatal venezolana se está cayendo a pedazos por el despilfarro de sus dineros y el descuido de pozos e instalaciones refinadoras.



El proyecto del faraónico gasoducto suramericano nunca fue creído ni por los técnicos de PDVSA ni por los técnicos de PETROBRÀS. Venezuela ni siquiera tiene gas operativo para abastecer su mercado interno. Hasta hace poco le estamos comprando gas a Colombia. La situación es un polvorín que amenaza la estabilidad de la región. El gasoducto desde Anaco hasta Buenos Aires de 8.000 kilómetros de longitud, 60 pulgadas de diámetro y 3.000 libras de presión, necesitaría por lo menos de 40 mega estaciones de relevo a lo largo de su recorrido. PETROBRÀS optó por desistir muy “diplomáticamente” del proyecto propuesto por “el experto petrolero” Chávez, el cual ameritaba una suma multi millonaria de dólares y estabilidad geopolítica en la región que hoy se ha visto empañada por las rivalidades e insinuaciones militaristas entre vecinos enfrentados.

Otro tanto ha ocurrido con la Refinería de Pernambuco en la que el gigante brasileño y PDVSA no terminan de dar cuerpo a una idea que se ha ido disipando entre copas de champaña y discursos públicos de “integración energética”. PETROBRÀS es una empresa que observa con cautela la charlatanería venezolana, de hecho ha desistido de varios proyectos en esta “Tierra de Gracia” y funciona al estilo de las grandes transnacionales de la energía; si las cuentas no cuadran no procede.

Una de las refinerías más anunciadas por Caracas fue la de Nicaragua. Hace un par de meses, voceros petroleros anunciaron que tal proyecto no era viable “por los momentos”, lo que a juicio de entendidos fue una clara señal de la inviabilidad de esta instalación industrial, razonamiento que se aplicaría perfectamente a otras de la misma especie.

¿Sabía usted que construir refinerías no es negocio? Es más barato comprar gasolina que meterse en un paquete financiero para la construcción o reparación de refinerías, donde el petróleo es procesado para convertirlo en combustibles, lubricantes y otros derivados. Hay que verle la rentabilidad y sustentabilidad a este negocio a mediano y largo plazo. A Chávez le conviene vender crudo sin refinar para mantener el chorro de dólares estables y alimentar la chequera presidencial. El gobierno conoce este secreto y actúa en función de ello. Los venezolanos están engañados. Al gobierno le conviene vender crudo. Mientras más venda, mejor…

En los últimos años el interés de la industria petrolera y energética en general se ha volcado hacia las fuentes alternas o alternativas; las grandes empresas de energía están investigando y desarrollando fuentes que sustituyan al petróleo. En cuestión de 30 años a lo sumo, es muy probable que estemos ante una nueva fuente que desplazará a la gasolina. Y para ese momento, las refinerías comenzarán a convertirse en un montón de chatarras… en un parque temático de promesas fantasiosas.

II. PDVSA: La Primera Agencia de Festejos del País.

PDVSA se encarga de la instalación o distribución de baños, bolsas de comidas, botellas de agua, fajos de billetes, (dólares, bolívares y otras monedas), ambulancias, mover gente y paremos de contar, en cualquier evento de “interés del Estado” o de Miraflores. Una cosa es que, como siempre ha ocurrido en esta República en los desmanes, que las instituciones del Estado como PDVSA hayan favorecido al gobierno de turno o al partido instalado en el poder, para actividades proselitistas o manejos oscuros de los recursos petroleros, pero otra es la grosera e incomparable conversión de la estatal en una poderosa y siempre dispuesta gestora de festejos, súbitamente y sin previo aviso.

Nadie en su sano juicio, podría haber imaginado que una empresa como PDVSA se hubiera convertido, entre gritos y papelillos, franelas y refrescos, en una escandalosa, infatigable y multifacética agencia de festejos.

Los inmensos recursos sin control y la celebradera del Gobierno nacional hacen de la estatal una empresa singular en permanente improvisación. En los informes oficiales de la estatal no aparece el concepto “gastos por festejos”, pero esta suma es enorme, se pierde en el firmamento o entre los subterfugios de “inversión social”, “misiones”, “apoyo a programas sociales” o “apoyo al Ejecutivo Nacional”. Nada más cada uno de los Aló Presidente que realizan en cualquier área de actividad petrolera puede costar entre 2 y 5 millones de BsF.

El problema mayúsculo radica en que el rol de agencia de festejos no constituye una eventualidad, digamos que una cita muy ocasional, un suceso inesperado. No, es una constante, es decir, una de sus rutinas empresariales, (aparte de producir petróleo, refinarlo y venderlo), ahora se suman comprar y vender caraotas, gallinas, pollos, carne de res, vacas, azúcar, papas, lavadoras, neveras, celulares, bombillos, computadoras, plantas eléctricas para donaciones a Latinoamérica y el Caribe, pagar la logística, las corbatas, los interiores, las habitaciones y el paltó de cuanto mandatario, personero y funcionario nacional o de otros países habido y por haber. PDVSA es la primera agencia de festejos del Estado, ¿qué duda cabe?


Es la que organiza el encuentro entre nuestros hermanos africanos y los de UNASUR, la que construye las obras citadinas que son responsabilidad de las alcaldías; la que monta marchas rojas rojitas en Madrid y la que pone los tequeños en el cumpleaños de los ministros.

Que PDVSA sea la agencia de festejos del Estado por excelencia se explica por varias razones:
La primera son los inmensos recursos financieros que dispone sin mayores controles, en comparación con los ministerios ineficaces, los cuales tienen mayores problemas para manejar los centavos de todos los venezolanos; en segundo lugar, por su buena experiencia logística, (construida en la IV República); en tercer lugar, por la presencia de altos funcionarios políticos ineptos que no han sabido distinguir hasta dónde llegan las responsabilidades de la empresa tanto con el Estado como con país; y en cuarto lugar, por la influencia del proselitismo político orquestado desde Miraflores.

Un buen gerente es aquel que aunque no cumplió con su cuota de producción petrolera esperada en un mes, sin embargo inscribió 2 mil almas en las filas del PSUV en tiempo récord. Hoy día un buen gerente no es aquel que produce petróleo en forma más eficiente, sino aquel que está en capacidad de sacar unos barriles y al mismo tiempo organizar las fiestas patronales de la vecindad, el mitin del candidato del PSUV, las patrullas electorales o el listado de votantes de PDVSA que debe tener en sus manos el Consejo Nacional Electoral. Después de todo, en un ambiente como el que ha reinado en el sector petrolero, donde ha habido buenos precios y una política de recortes de producción ordenada por el Ejecutivo Nacional, sacar petróleo puede esperar. A la par de que se están colocando en cargos gerenciales a cuadros del PSUV sin ninguna educación y experiencia técnica, alguno de ellos obtusos ignorantes, medio analfabetas, desordenados y hasta resentidos sociales.

Esto último amerita un pequeño comentario que seguramente no será del agrado de muchos revolucionarios: PDVSA es el hazme reír de las empresas petroleras del mundo, muy a pesar de todo el petróleo al que tiene acceso y muy a pesar de toda la propaganda cantinflérica que desarrolla con la guinda de la “soberanía nacional”.

En esto del festejo hay otro factor que no puede desconocerse: El Síndrome de la Contingencia.

De alguna manera la actitud de contingencia en el personal de la “Nueva PDVSA” a raíz del paro de 2002-2003 no ha sido superada del todo. El comportamiento de urgencia, propio de la contingencia, está vivito y coleando. Siempre se está en contingencia, es decir, preparados para improvisar o improvisando en la preparación de algo. Ello, sumado al también exacerbado espíritu de creatividad que reina en el Gobierno nacional, potencia aun más el rol de agencia defestejos asumido, que arropa a un gentío en la corporación. Adicionalmente, de la “contingencia” nace la “Adjudicación Directa”, la evasión de la Ley de Contrataciones Públicas, la designación a dedo de quienes ejecutaran las obras y por supuesto el Imperio de la Corrupción. En efecto, dentro de la corporación son muchos los que quieren montar su kiosco en la calle, sacar a relucir las franelas rojas, los pitos, las bolsas de comida, los baños itinerantes, los kilos de papel higiénico; un gentío quiere estar en la movida, haciendo bulla.

Un último factor en la consagración de la agencia de festejos es el espíritu de celebración y activismo electorero propio de quien desea mantenerse en el poder como sea. Hablamos de ejercer el poder por el poder, lo que ha exigido una permanente acción de agitación de masas y propaganda política, así como una constante celebración de las conquistas logradas, (más de una
docena de elecciones nacionales o regionales ganadas, con los reales de PDVSA al frente). Y ese espíritu de celebración se concreta en una desmedida e infinita actitud de festejo, en una Fiesta Inolvidable insuperable en los anales de la historia patria.

Una empresa que antes era discreta hasta los tuétanos en su proceder, ahora se la ve en cualquier plaza, con sus infalibles voceros autorizados o no, diciendo cualquier cosa, cualquier disparate, como aquello de “odiar” a la oligarquía o “defender” a diestra y siniestra a los trabajadores de la industria que puertas adentro maltrata y engaña a través de políticas que desmejoran sus beneficios sociales o amenazas veladas.

III. Malestar entre los trabajadores de PDVSA

“Quien no esté contento con su sueldo o con las condiciones de la empresa que se marche porque en la calle hay bastantes desempleados”, advierten las autoridades de PDVSA.

La merma en los salarios y demás beneficios viene colocando a los trabajadores de la industria muy por debajo de los que se desempeñan en otros entes del Estado, donde no ha habido desmejoras ni discursos “socialistas”.

Desde hace años no hay evaluaciones de desempeño de personal y a los profesionales de la “vieja escuela” los jubilan por “sospechosos”. Analfabetas y resentidos sociales que asumen cargos de gerencia, lo que unido al desorden en la empresa, ha creado un clima laboral patético, donde la consigna es sobrevivir.

Existe un profundo malestar entre los trabajadores de PDVSA no sólo entre los que pertenecen a la denominada Nomina Mayor, aquella que agrupa profesionales, gerentes y técnicos, sino en la
Nómina Contractual que reúne a obreros y otros empleados que actualmente esperan discutir el
contrato colectivo con la estatal.

Se supone que las elecciones sindicales internas en la estatal despejarían muchas dudas en torno
a la discusión del contrato colectivo, la cual incluye salarios y beneficios generales. Pero las primeras declaraciones de los vencedores de la contienda, nos referimos a Vanguardia Obrera Socialista, financiada por PDVSA y bajo las órdenes de Rafael Ramírez, añadieron más leña al fogón.

Según Vanguardia Obrera Socialista el salario es un tema “secundario”; esto quiere decir que no
es prioridad mejorar los salarios en la Nómina Menor, pues habría otras medidas compensatorias, (la denominada “socialización del salario”). Si triunfa esta tesis, tampoco habrá nivelación salarial para la Nómina Mayor, que viene sufriendo desmejoras desde hace dos años.

La Nómina Mayor está molesta y si no ha hablado es por el profundo temor que tiene en torno a
las amenazas veladas de algunos jerarcas de la corporación, comenzando por el propio Rafael Ramírez, quien ha expresado: “…el trabajador o gerente que no esté contento con su sueldo o con las condiciones de la empresa que se marche, porque en la calle hay bastante gente desempleada que quiere ingresar a PDVSA…”

Este es un problema que viene acumulándose desde hace años, cuando se hicieron las últimas evaluaciones para la promoción de grupo, (nivel y salario), pero las mismas fueron mal implementadas y al final no se cumplieron. Y si esto fuera poco, los bonos anuales que se pagaban, equivalente a más de dos mensualidades, fueron eliminados drásticamente.

Esta merma en los beneficios socioeconómicos de los trabajadores se deriva de las falsas premisas alimentadas por el propio Gobierno: La primera de ellas señala que los trabajadores de
la Nueva PDVSA no pueden ganar sueldos jugosos, como se supone ocurría en la vieja empresa.
En dos platos: “no pueden ser privilegiados”. Según la predica oficial, los trabajadores de la Vieja
PDVSA ganaban sueldos millonarios, los más altos del país, y gozaban de infinitos privilegios, pero en realidad antes del paro e incluso a la llegada de Chávez al poder, sus beneficios socioeconómicos habían sufrido una importante merma, (caso de las dobles prestaciones sociales
eliminadas por Luis Giusti, en el segundo gobierno de Caldera). De modo que cuando surge la denominada Nueva PDVSA (2003), ya los trabajadores del Banco Central de Venezuela, el SENIAT y otros entes oficiales superaban en diversos aspectos, (utilidades, bonos de productividad), a los afamados petroleros.

A decir de la cúpula de la estatal, se supone que el trabajador de la Nueva PDVSA no debe gozar
de atractivos beneficios socioeconómicos porque estamos en tiempos de “socialismo”, en los que
un buen salario es pecaminoso, como también lo es disfrutar de un seguro médico privadodecente. Entre los miembros de la directiva hay quienes no quieren que los trabajadores acudan a una clínica privada sino a los CDI o Barrio Adentro y el Seguro Social. Habría que preguntarle si ellos harían lo mismo en caso de emergencia.

La crisis económica mundial encajó como anillo al dedo para justificar la ya progresiva merma en
los beneficios de los trabajadores de Nómina Mayor. Como supuestamente estamos en tiempos de socialismo, las expectativas monetarias de los trabajadores no tienen sentido; son una desviación respecto al “deber ser socialista”. Pero con la crisis, hay que ser “más socialistas”, es decir, conformarse…

Ocho meses atrás se giraron instrucciones para que los gerentes y directivos se rebajaran los sueldos, dando cumplimiento a la política de “austeridad” que sigue la empresa ante la nueva realidad económica mundial y ante el “deber ser” socialista. Algunos no aceptaron y prefirieron jubilarse. Pero, ¿Qué pasa con los demás ministerios y entes del Estado?

Ramírez intentó dar el ejemplo diciendo que se había recortado varias veces su sueldo, que ganaba 13 mil 500 bolívares. Nadie se comió ese cuento; todo el mundo sabe que tiene sus dólares en el exterior y que sus familiares y amigotes están haciendo de las suyas con proveedores o contratistas escogidos a dedo, sin licitación.

Por otra parte, ¿cómo es que una empresa que dice ser socialista desmejorara adrede y progresivamente las condiciones de sus trabajadores? ¿Acaso se puede comprar la cesta básica o pagar el colegio de los hijos con discursos y lemas socialistas?

En las últimas semanas han surgido rumores en torno a la disminución de las utilidades en un futuro no muy lejano, así como a la posible eliminación de la jubilación costeada por PDVSA. De ser así, se supone que los trabajadores serían jubilados por el Seguro Social y no por PDVSA, cuya fortaleza financiera es un aval para quienes se retiran después de 20 o 30 años de servicio.

Aunado a todo esto, la política de PDVSA, en los últimos dos años, también se ha propuesto jubilar a todo profesional o gerente con 15, 20 o más años dentro de la empresa, porque es sospechoso de ser “escuálido”, argumento que pretende cubrir otras razones: son competencia para los grupos de recién llegados e incapaces que controlan los directivos rojo rojitos.

La dirección de Recursos Humanos está en manos de Darío Merchán, médico de profesión allegado a Ramírez que no tiene la menor idea de lo que es la gerencia en esta área. A Merchán se debe parte de la desastrosa situación laboral. No hay que engañarse: Hoy día Recursos Humanos es una especie de jarrón chino. Nadie sabe para qué existe.

La política de Recursos Humanos en materia de formación es lapidaria: los trabajadores de la industria no podrán recibir cursos en instituciones consideradas “escuálidas”, como la Universidad Central de Venezuela, el IESA, o hacer cursos de idiomas en el exterior “capitalista”.


Pueden formarse en Cuba, la Universidad Bolivariana y otras instituciones allegadas al perfil ideológico del gobierno. Solamente hay algunas excepciones como son el Instituto Francés del Petróleo, reconocido en todo el mundo.

Como consecuencia de esta situación, muchos profesionales y técnicos siguen abandonando la
industria. Aparte de los 18.000 despedidos en 2002/2003. El personal se está yendo al exterior a otras empresas donde aparte de existir mejores y legítimas condiciones socioeconómicas, hay
mayor respeto por los trabajadores.

La empresa está perdiendo su mano de obra capacitada, pero además se está convirtiendo en un
gigantesco ministerio. En 2003, los nuevos jerarcas de la corporación acusaron a los gerentes de la vieja PDVSA de mantener una nómina abultada, lo que incidía en el precio del barril. En ese entonces PDVSA contaba con cerca de 20 mil trabajadores y sumando 18 mil se fueron con el paro hacían unos 40.000 empleados. Hoy día la nómina ronda los 100 mil trabajadores. Eso explica parte de los inmensos problemas financieros, administrativos y burocráticos cuya desproporcionada dimensión no podríamos reflejar en estas líneas.

Finalmente, la falta de diálogo y sinceridad con los trabajadores, propia del fascismo y no de un
pretendido socialismo, contribuye al patético clima laboral. La jerarquía de la empresa no escucha, impone lo que se le viene en gana, no le interesa conocer el ambiente laboral reinante, ni mejorarlo. La consigna de las autoridades es: “Que se la calen”. Y la de los trabajadores: “SOBREVIVIR”.


Informe La Campiña: VIERNES, 16 DE OCTUBRE DE 2009, Este informe fue elaborado por Daniel Klaus, analista petrolero, zuliano de nacimiento, pero de ascendencia holandesa. En el presente trabajo, Klaus aborda descarnadamente la realidad de nuestra industria de crudos.
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Publicado por Carlos R. Padilla L. en 19:15
Etiquetas: SE LLAMABA PDVSA

sábado, 6 de marzo de 2010

Pedro Salazar Ugarte CHÁVEZ: “LOS TRES PODERES SOY YO”

Notas de un constitucionalista mexicano perdido en Caracas

En los primeros días del mes de diciembre de 2009 viajé a Caracas, Venezuela, invitado por el Tribunal Supremo de Justicia de ese país para participar en el Congreso conmemorativo del X Aniversario de la Constitución de la República Bolivariana. La experiencia, por muchas razones, resultó memorable. A continuación reproduzco mis notas de ese viaje. Aunque transcribo lo que anoté día a día durante mi estancia caraqueña y, por lo mismo, no se trata de un texto reconstruido en retrospectiva, sí es la crónica de una experiencia vivida y narrada con la carga de inevitable subjetividad que traen adheridos los recuerdos. Por lo mismo, lo que aquí cuento, probablemente, no es idéntico a lo que recuerdan mis colegas constitucionalistas (españoles, argentinos, ecuatorianos, bolivianos, cubanos y brasileños) que también fueron convidados a tan peculiar evento. Así es esto de la memoria y sus bemoles.
Salida de México: Sábado 5 de diciembre de 2009

El aeropuerto de la ciudad de México, a las 23:50 horas, en domingo, es un páramo desierto. La situación es extraña o, por lo menos, mi sensación lo es. Abordaremos el último vuelo del día: el MX375 con destino a Caracas. El aeropuerto de una de las ciudades más grandes y pobladas del mundo, por el que pasan miles de pasajeros diariamente, está vacío. Las tiendas cerradas, los trabajadores de limpieza haciendo su tarea, los guardias de seguridad, cansados, bostezan. La terminal 1 del Benito Juárez parece una ciudad que se acaba de dormir y aún no quiere despertarse. Y el único lugar activo, en el que se encuentra un grupo de personas sentadas y ansiosas, es la puerta 21 en la que nos han convocado para abordar el vuelo. Estoy cansado pero curioso porque voy a un país y a una ciudad que no conozco. Además, tengo la impresión de que soy el único mexicano en la sala de espera. Así que éste es ya mi primer contacto con Venezuela.

El vuelo, de hecho, está lleno. ¿Qué vinieron a hacer tantos venezolanos a México? Imagino que están de vacaciones (predomina un perfil de clase media y alta). Yo, al menos hasta ahora, no habría contemplado la posibilidad de vacacionar en su país. Ya es domingo, 6 de diciembre, el vuelo saldrá a la 1:05 a.m. Nunca había despegado de madrugada. La situación me desagrada.

Llegada a Caracas: Domingo 6 de diciembre

El vuelo transcurre bien y llegamos a Caracas con media hora de adelanto. Me esperan en el aeropuerto dos personas de protocolo y me auxilian para salir en calidad de diplomático. Nada de trámites, nada de aduana, nada de controles. Agradezco la atención sin ningún reparo. Lo que me desconcierta es el huso horario: vaya usted a saber por qué razón es una hora y 30 minutos más tarde que en la ciudad de México (6:00 a.m. en el D.F.; 7:30 a.m. aquí). Así que debo ajustar mi reloj 90 minutos y no 60, 240 o 420 como debemos hacerlo cuando viajamos a la frontera con Estados Unidos, a Buenos Aires o a Europa.

A la salida me espera una comitiva de jóvenes de protocolo, elegantes y amables, con una batería de automóviles haciendo guardia cada uno con su respectivo conductor. Me asignan un auto que me llevará directamente al hotel. El chofer es un personaje de película: fuerte, moreno, grande, simpático. Además, como descubro de inmediato, es un convencido seguidor de Chávez. Con un lenguaje popular y florido me explica los peligros que enfrenta el régimen bolivariano: nuestro presidente tiene muchos enemigos de dentro y de fuera. Los de dentro son todos golpistas: “Fulano de tal, gobernador de la región tal… ¡golpista!; el otro, gobernador de este otro lugar… ¡golpista!; el diputado ‘X’, también él, ¡golpista!”. Y, como una reminiscencia de un discurso congelado en el tiempo, al voltear hacia el mundo, está convencido de que los americanos tienen la culpa de todo lo malo que pasa en el continente. La mejor prueba —y en ello lleva razón— son las bases militares norteamericanas en Colombia: “Los americanos quieren que peleemos con nuestros vecinos para meterse hasta acá; pero este presidente, Chávez, es muy inteligente. Si se meten con nosotros, se las verán con nuestros amigos: Rusia, Irán, Bolivia, Ecuador, Brasil y tantos más. ‘Nomás con Cuba ya tienen’ porque los cubanos están esperando el momento de vengarse de los americanos”. Pasamos unas villas miseria en la montaña de camino a la ciudad y él me dice que eso no debería estar ahí “porque da una mala imagen a los visitantes”, pero me cuenta con orgullo que “hay mucho médico cubano trabajando con esa gente”. No me queda duda, desde mi aterrizaje, que el discurso bolivariano tiene anclaje (aunque no olvido que se trata de un conductor al servicio del Estado).

Conforme pasan los minutos confirmo que el señor es un seguidor auténtico del gobierno. Y eso hace la charla más interesante. Me cuenta partes de su vida y destaca el crédito que obtuvo —“gracias al presidente”— para comprase un departamento. Antes, “uno como yo —me dice— no hubiera obtenido un crédito, nunca”. En todo momento subraya que, en el pasado reciente, su país era elitista y excluyente y ahora predomina lo popular. Obviamente, no es un hombre educado: por ejemplo, me pregunta si el avión que me trajo desde México puede volar todas esas horas sin tener que cargar gasolina. Pero ostenta un grado de politización sorprendente y, junto con el mismo, un notable nivel de ideologización.

Poco antes de llegar al hotel nos cruzamos con un maratón en el que los corredores vestían, todos y todas, de rojo. “Ese es el color del partido del presidente”, me dijo. “Los ‘escuálidos’, en cambio, se visten de amarillo”. Se despide recomendándome encarecidamente aprovechar que es domingo para sintonizar, a partir de las 11:00 a.m., aproximadamente, Aló Presidente.

El hotel —Gran Meliá Caracas— es el más fastuoso de la ciudad y, como en todas partes, el lujo es idéntico: grande, majestuoso, elegante. Mi habitación es espaciosa y cómoda. Me esperan, como bienvenida, dos canastas de frutas y unas nochebuenas, regalo de la presidente del Tribunal Supremo. El lujo no me apantalla pero me sorprende. Simplemente, en Venezuela, invitado por el régimen supuestamente socialista (que se empeña en transmitir, dentro y fuera del país, una imagen popular), no esperaba un hotel en el que, por ejemplo, puedo elegir “almohadas a la carta”: de “semillas de trigo”, “ortopédica”, “plumas de ganso”, “almohada de bebé”, “plumas sintéticas”, “anatómica”, “alérgica poliéster & policron”. Unas semanas antes estuve hospedado, invitado para participar en otro seminario, en el Hotel Victoria de Turín, Italia. Mi habitación en aquel viaje y el resto de las instalaciones del clásico hotel turinés medían la tercera parte. ¿De dónde nos viene a los latinoamericanos esta vocación por lo ostentoso y esta manía por lo monumental? Cuando algunos amigos europeos visitan México, con frecuencia, si son invitados por las autoridades me hacen notar el exceso y el dispendio con el que son recibidos. Esta es la primera vez que vivo esa sensación en carne propia. Y, tienen razón mis amigos, surte el efecto contrario al que los anfitriones esperan.

A las pocas horas de llegar al hotel tengo la sensación de que nada es lo que parece. El lugar es igual a los grandes hoteles de todo el mundo —quizá lo único que delata algo de descuido es el estado de los baños, grandes y viejos—, sin embargo, el ambiente y el modo de comportarse del personal es singular. Pareciera que, detrás de la fachada del hotel de cinco estrellas, descansara un fresco latinoamericano. Para muestra un botón: no logro retirar dinero de un cajero automático (me pide dos números de un carnet de identidad que, obviamente, por ser extranjero, no tengo). La señorita de recepción —joven, muy guapa y simpática— me sugiere pedir orientación con el conserje —también joven y simpático— quien me explica que, tal vez yo no lo sepa, “existe un problema con el tipo de cambio en Venezuela”. Por aquello de la “falta de divisas”, puntualiza. Así que no me recomienda seguir intentando obtener dólares en los cajeros (además, apunta, ello supone correr riesgos innecesarios). Él propone otra cosa: una operación “segura y secreta”, con un tipo de cambio preferencial, ni más ni menos que del doble a mi favor (el cambio oficial es de 2.5 bolívares por dólar; él me cambia 100 dólares por 500 bolívares). Así, sin más, en el lobby de un hotel de gran lujo. Por eso no me sorprende la devaluación que anunció Chávez en enero de 2010 ni me sorprendería un quiebre de la economía venezolana.

Dado que no acepté la generosa oferta del conserje tuve que cambiar unos cuantos dólares en efectivo por unos cuantos bolívares pagando, además, el 1% de comisión en el hotel. Todavía recuerdo la cara del conserje y de la recepcionista ante mi decisión (supongo que, para ellos, absurda). Con ese dinero, después de nadar en la enorme piscina al aire abierto, decidí ir a conocer el centro de la ciudad. Justo antes de salir de mi habitación recibo las cartas de invitación para las cenas oficiales y un directorio telefónico en el que —entre otras cosas— se me indica el número de Protocolo, el de Seguridad y el de Servicio Médico que están a mi disposición, permanentemente, ahí mismo en el hotel. Todo junto, más el cansancio, profundizan mi extrañamiento.

Al abandonar el hotel lo primero que noté es que éste estaba custodiado, en su entrada, por dos destacamentos de tres militares armados. Quizá la explicación reside
en que el mismo se ubica en una zona caótica y popular. Los alrededores de este majestuoso edificio son muy parecidos al once en Buenos Aires o a la calle de Regina, antes de su rescate, en la ciudad de México. En pocos minutos me encuentro en el meollo de una caótica ciudad latinoamericana en la que todo puede pasar. Por ejemplo, la vendedora del puesto en el que me detengo a comprar dos botellas de agua, antes de atenderme, con discreción fallida, despacha algo que debe ser droga —por la manera en la que tiene lugar el intercambio entre el billete y el producto— a una joven veinteañera. Nada que no suceda en la ciudad de México (o en pleno centro de cualquier ciudad del mundo) pero que aquí observo con la sorpresa de un visitante que, técnicamente, acaba de llegar.

Viajo en metro, es domingo y aquello está a reventar. La muchedumbre es popular, colorida y las mujeres —ya me lo habían advertido—, en verdad, son atractivas. Mi primera impresión es que ésta es una sociedad relativamente igualitaria —con un status de clase media baja generalizado— que contrasta en su composición con la ostentosa desigualdad mexicana. Acá todo parece popular, parejo, uniforme. Obviamente, estoy en una zona popular, en pleno centro de la ciudad, pero no salta a la vista lo que en México o en Río de Janeiro es común, frecuente y está por todas partes: autos de marca y gente de esa clase alta latinoamericana, altiva y ostentosa.

El metro de Caracas podría estar en cualquier ciudad del mundo. Nada especial, nada que merezca un comentario. Pero el centro de la ciudad me parece un sitio desolador. Algún edificio interesante —el Capitolio— pero, el resto, incluida la plaza Bolívar, en verdad decepcionante. Cuernavaca es una metrópoli frente a esto. Al menos si comparamos el centro histórico de aquella ciudad con este lugar caótico, ruidoso y tremendamente sucio. Me acerco a dos vendedores de artículos varios para preguntar por un restaurante para comer y, sin satisfacer mi inquietud, me ofrecen dólares, droga, compañía. Constato que mi condición de extranjero es inocultable. Y eso me desagrada pero, al mismo tiempo, me consuela. O mejor dicho, me ayuda a soportar mejor mi propio sentimiento de extranjería. Y aunque eso me puede pasar también en los sitios turísticos de México —“España, olé” nos gritaban a mí y a mi esposa para llamar nuestra atención los vendedores ambulantes de Playa del Carmen hace algunos meses—, aquí mi extranjería es real, definitiva. No logro encontrar en mí —al menos no ahora— la fibra que hace latir los corazones de muchos amigos y familiares con fervor latinoamericano. Soy extranjero y me siento extranjero en medio de este caos que mezcla la vitalidad ruidosa con el más desolador deterioro. No me gusta la arquitectura irregular y sin estilo alguno que hermana a Caracas con Villahermosa, ni disfruto el escándalo sin censura de decenas de chiquillos que juegan entre las mesas a arrojarse pequeñas explosiones de pólvora (de esas que en México llamamos “brujitas”). Hay algo que me impide dejarme abrazar por un sol que, a pesar de ser diciembre, quema.

“Ragazzi, non aborghesatevi”, nos decía Franco, un viejo comunista y amigo italiano, a mi esposa y a mí hace algunos años. Me doy cuenta que su advertencia, al menos en mi caso, fue desatendida. O quizá era simplemente imposible de cumplir: cada uno es fruto de su medio y de su tiempo. Tal vez por ello, observo esta ciudad con una mirada de extranjería que no tiene su origen en las coordenadas de la geografía sino en los recintos de la cultura, las concepciones políticas, los gustos y las formas de vida. En medio de una plaza enorme que descansa detrás del espantoso edificio del Congreso Nacional —decorado con un enorme cintillo que, por un lado, tiene los retratos de los libertadores de América (Bolívar a la cabeza) y por el otro dos enormes fotos de un Chávez tomando juramento y saludando a la masa y que, irónicamente, recoge la consigna “la sede del poder del pueblo”—, ante la suciedad, el abandono y la indigencia que merodea y escarba en los basureros en busca de comida, me descubro completamente ajeno, fatalmente distante de esta realidad en la que no veo ninguna “revolución progresista”. No encuentro un socialismo con rostro moderno en el que la igualdad social vaya de la mano del progreso ni una democracia en la que el concepto sea algo más que un recurso legitimador del caudillo en turno.

Me pregunto si es este caos que se inclina al precipicio lo que emociona a algunos intelectuales europeos que celebran la revolución bolivariana, denuncian con aburrimiento el impasse y la mediocridad intelectual en el que —según dicen— está atrapada la sociedad europea y declaman su encanto por Latinoamérica (pero suelen tener un boleto de avión —de regreso a casa— en el bolsillo). Yo, definitivamente, no encuentro en lo que veo el germen de una sociedad moderna, libre e igualitaria. Y me niego a claudicar ante la idea de que ésta es la igualdad y libertad que nos toca a los latinoamericanos: una seudomodernidad folklórica, ad hoc para los países del tercer mundo. La idea provinciana de que debemos encontrar nuestra identidad y destino sin mirar hacia otra parte siempre me ha parecido mediocre. Una cosa es aceptar la realidad y sentirse parte de ella y otra, muy distinta, conformarse con un estado de cosas en el que la marginalidad es destino.

Regreso al hotel. Son las 17:10 horas y prendo la TV. Ahí está, en vivo, Aló Presidente. Lo que escucho y veo es un adelanto de lo que —sin saberlo— me tocará presenciar al día siguiente. Reporto solamente un par de imágenes. Hugo Chávez interactúa con su público y provoca su entusiasmo: habla de un fiscal chavista asesinado “por la burguesía” y el público de pie, todos de rojo, en un mitin televisivo y televisado, comienzan a gritar: “¡Honor y gloria a todos los caídos!”. Minutos después, como quien habla de cualquier cosa, dice que teme por la vida su hermano, Nacho, porque los burgueses podrían asesinarlo para dañarlo a él. El público, de nuevo, entusiasmado, irrumpe al grito de: “¡Chávez amigo, el pueblo está contigo!”. Ante las porras, el presidente asegura que seguirá luchando contra los latifundistas “así me quede solo; moralmente solo”. Y, como si nada, advierte que, para evitar que eso suceda, es necesario “pulverizar” al enemigo. Este espectáculo ya ha sido narrado en muchas crónicas y artículos por lo que no me extenderé en su desarrollo pero, en verdad, no tiene desperdicio: es la personalización mediática del poder en su máxima expresión. Una forma de demagogia que, según me dicen, comparte con su enemigo Uribe. Michelangelo Bovero llama, con razón y filo, a esta nueva clase dirigente, los “caudillos posmodernos”.

El discurso de Chávez reivindica insistentemente lo popular y desprecia todo lo que huela a burgués: le encanta, por ejemplo, manifestar su desprecio por los que beben whisky. Pero yo estoy hospedado en un hotel de lujo pagado por el propio Estado venezolano. Alguien podría apuntar que la invitación proviene del Poder Judicial y no del Poder Ejecutivo pero, en la Venezuela de Chávez, como confirmaré después, esa distinción no tiene mayor sentido. Por lo mismo, la habitación me permite palpar el tamaño de la farsa. Y, entonces, reconfirmo la razón profunda de mi toma de distancia radical con el proyecto bolivariano y su presunta revolución hacia el socialismo del siglo XXI: detesto a los caudillos. La simulación, la retórica y el uso y abuso de las emociones con las que alimentan su poder, es la materialización de las formas políticas que más aversión me generan. Chávez hablando de Chávez y de su proyecto para el bien de Venezuela activa los resortes más sensibles de mis convicciones democráticas y me permite confirmar que, en efecto, en mi caso, soy un demócrata antes que otra cosa. Hijo legítimo de mi tiempo histórico creo en la necesidad de reemplazar periódicamente a los gobernantes y limitar sus poderes como una condición para el ejercicio de una verdadera libertad política. Además, la retórica schmittiana —colorados vs. escuálidos; bolivarianos vs. burgueses—, venga de quien venga, me resulta violenta, excluyente y peligrosa. La política es conflicto, por supuesto; pero la política democrática es superación del conflicto. Me pregunto cómo es que no ha estallado la violencia en este pobre país gobernado durante décadas por una elite clasista y explotadora y ahora por un general carismático que cuenta con un ejército —diría Bovero— de “siervos contentos”.

Antes de la cena oficial de bienvenida —que resultará discreta y sin mayores lujos— nos reunimos en el lobby del hotel los participantes del congreso. La composición es interesante: académicos de Ecuador, Bolivia, Venezuela, Argentina, España, Cuba. También hay funcionarios judiciales del más alto nivel. Por ejemplo, están presentes magistrados de los Tribunales Constitucionales de Chile, Ecuador y Bolivia; el presidente del Tribunal de Cuba y el secretario del Consejo de Estado de ese mismo país. Seguramente por ello el aparato de seguridad es impresionante: una decena de hombres de físico portentoso y actitud vigilante. Ese cuerpo de protección y vigilancia, a partir de entonces, estará presente en todos los recintos, lo cual no deja de ser desconcertante porque supone que existe un riesgo real de que se verifique algún tipo de atentado. De lo contrario no me explico por qué la presidente del Tribunal Supremo está permanentemente rodeada de un cuarteto de matones que le doblan la estatura y calibran con cara de pocos amigos a todos los que la rodean.

Durante la cena comparto mesa, entre otras personas, con un juez y un diputado, chavistas ambos. La defensa del gobierno es excesiva y raya en lo ridículo: la crisis no ha llegado a Venezuela, el petróleo es sólo una parte de su economía, la popularidad del presidente es muy alta (las encuestas mienten), la inseguridad es un problema real pero explotado por la oposición (una de sus causas principales —me explican— es la presencia de colombianos desplazados que antes se quedaban en la frontera pero ahora llegan hasta Caracas), etcétera. Ya en el extremo de la complacencia, una joven juez que no quiere quedarse fuera del concierto, remata: “Venezuela es el mejor país de mundo”. Ni el más mínimo asomo de crítica. De hecho, el afán por superarse unos a los otros en la celebración de los éxitos del chavismo llega a extremos patéticos. Reproduzco de memoria dos intervenciones emblemáticas. La primera es del diputado. Y comienza con el reconocimiento de un dato de hecho inocultable: el calentamiento global ha provocado una fuerte crisis de agua en el país. Por lo mismo, reconoce, hay problemas de abasto en amplias regiones. Sin embargo, Chávez, me explica con una sonrisa socarrona, ha sorteado la crisis de manera ejemplar pidiendo a los ricos que aprendan a bañarse con jícaras (ellos usan otra palabra pero no recuerdo cuál es) como siempre lo ha hecho el pueblo. “Fíjese usted”, me dice, hasta “la naturaleza está teniendo un papel igualador en Venezuela”.

La segunda perla proviene de la boca del juez (un joven simpático, bien enterado, enamorado de México y muy preocupado porque me lleve una buena impresión de su gobierno): “La historia de este país es increíble, ¿usted sabe que la historia del Quijote es, en realidad, venezolana? Un escudero —me explica— la llevó a Madrid y de ahí la tomó Cervantes”. Me recordó a algunos amigos catalanes que, en su nacionalismo, pierden la brújula de lo sensato.

Antes de irnos a dormir llegó la noticia de la victoria electoral aplastante de Evo Morales en Bolivia. El ánimo generalizado es de fiesta. “¡Y luego dicen que estos tíos no lo hacen muy bien!”, celebraba un colega español muy vinculado con lo que han llamado “nuevo constitucionalismo latinoamericano”.

Inicia el congreso: Lunes 7 de diciembre

Temprano nos reunimos en el lobby del hotel. Nos espera un convoy de seis camionetas, escoltadas por motoristas (que fueron abriendo el paso) y seguidos por una ambulancia. En las camionetas delanteras nos acompañaron unos escoltas de físicos, en verdad, amenazantes. Llegamos al tribunal después de rodear la ciudad hacia lo alto (lo que me permitió constatar que es más grande de lo que me había parecido el día anterior y que tiene muchos edificios altos e irregulares, algunos de ellos modernos). Caracas, en definitiva, no es una ciudad bonita ni ordenada pero ahora descubro que no carece de una cierta personalidad. A pesar de las favelas que rodean una parte de la montaña que a su vez circunda a la ciudad (y que es escenario común en toda Latinoamérica), si debo encontrar un adjetivo, diría que a Caracas la caracteriza más el desaliño que la miseria. Sin embargo, por lo que puedo apreciar, por desgracia, ya no tendré oportunidad de recorrerla. Un colega brasileño me comentó que intentó salir a correr por la mañana y no logró evitar que lo siguiera un guardia de seguridad; algún otro comentó que le sucedió lo mismo la noche anterior. Se ve que el tema de la inseguridad —y la posibilidad que le pase algo a algún miembro del congreso— los tiene, en verdad, preocupados. O quizá sus preocupaciones y las causas de su marcaje individualizado sean otras.

El Palacio de Justicia es grande e imponente. Lo corona un vitral que es orgullo de sus miembros y que no deja de ser interesante (“es el más grande del mundo” me repiten un par de veces). La hospitalidad y la atención por parte del personal y del comité organizador siguen siendo impecables. En el auditorio dos grandes mantas anuncian el propósito del Tribunal Supremo de Justicia: “Construyendo un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia”. Poco a poco el auditorio se llena y se va integrando el presidium con algunos invitados especiales, los miembros del gobierno y los titulares de los órganos del Estado bolivariano. Detrás de ellos se sentarán los 31 jueces constitucionales. Junto al presidente Chávez estará nuestra anfitriona, la presidente del tribunal, Dra. Luisa Estella Morales. A mí, quién sabe por cuáles suertes del destino, me tocará sentarme en la primera fila, prácticamente enfrente del presidente. Detrás de mí estarán los embajadores de Cuba, Italia, Bolivia y Ecuador y, como después constataré, el diputado que conocí la noche anterior.

Chávez llegó 40 minutos tarde y su intervención estaba programada (según consta en el programa) para durar unos 20 minutos. Nos sorprendió llegando por la entrada principal y, entre su arribo y el inicio del evento, se detuvo a platicar e intercambiar bromas con distintos grupos de los presentes. Desde ahí quedó claro que no tenía prisa. Su carisma y dominio del escenario son indiscutibles, abrumadores. Es la representación del poderoso que disfruta sus enormes potestades. Un par de invitados le dicen de pasada, ¡venimos de Cuba!, y él grita en respuesta ¡Viva Fidel!, a lo que le sigue un aplauso espontáneo y animado por parte del respetable. Ya en el estrado, antes del discurso de la presidente, escuchamos de pie el himno de Venezuela. El evento inicia con el discurso de la presidente. A partir de ese momento el evento adquiere un significado y un interés distinto para quien esto escribe. La Dra. Morales, cabeza del Poder Judicial del Estado venezolano, abre boca advirtiendo la necesidad de superar la “odiosa separación de poderes”. Lo dice así, textualmente. Después puntualiza: de lo que se trata es de dejar atrás la barrera clásica liberal de la separación entre los poderes que ha impedido que el Estado se erija como un solo ente. Esa concepción “liberal burguesa” debe abandonarse en el “nuevo paradigma constitucionalista” de Sudamérica. No doy crédito. Frente a ella están sentados sus pares, los jueces constitucionales, que escuchan (me pareció que algunos con cierta incomodidad y disimulada sorpresa) su llamado a lograr una dinámica “coordinada, interrelacionada, de cooperación” entre los poderes estatales. Su adversario, nos dice, es la concepción liberal —francesa y americana del checks and balances— porque no corresponde a la realidad actual y a las necesidades de nuestros países. Al menos no, remata, al presente de Venezuela.

Hugo Chávez Frías comenzó a hablar a las 11:50 aproximadamente. Se levantó hacia la palestra y no lo acompañó el aplauso de algunos de los jueces constitucionales (a los que él no ve; pero nosotros sí, desde las butacas de enfrente). Pero el público lo recibe con entusiasmo. Y aquí comenzó una historia aparte. El presidente nos recetará un discurso de casi tres horas, que será interrumpido 30 veces por aplausos —las conté una a una y participé en tres de ellas: una por distracción, otra por prudencia y la última porque finalmente el martirio se había acabado— y que contendrá decenas de —supuestas o reales— citas de Bolívar (muchas de ellas de memoria), bromas, anécdotas, canturreos y, sobre todo, desvaríos. Una breve reseña del contenido me resulta irresistible. Narraré partes de su discurso en desorden (lo que no altera en nada su sentido porque él mismo es completamente desordenado) para ofrecer una síntesis sustantiva y no una reseña periodística (que no sería capaz de hacer). Todo lo que transcribo entre comillas proviene de mis notas y, por lo mismo, puede tener algunos errores menores pero el sentido es preciso y en la mayoría de los casos textual.

Para explicar por qué llegó tarde al congreso cuenta que tuvo que atender una llamada del mandatario de Rusia y, después, se entretuvo jugando con unos niños en la entrada del auditorio que estaban en una guardería organizada por el propio Tribunal Supremo. Y ahí deja caer una frase que anuncia su concepción de la autonomía entre los poderes: guardería que yo celebro “[entre otras razones] porque la organizaron sin pedirme un solo peso [risas]”. Volteo a ver a los magistrados y magistradas y me da la impresión que muchos de ellos lo observan cansados, aburridos, con cierto hastío. Él, supongo que lo nota y remata con actitud burlona: “¡ay, qué severos son los magistrados y yo que llegué tarde por jugar con los niños y porque tenía que hablar con el primer ministro de Rusia… ¡Viva Rusia!”. Su auditorio aplaude y alguno deja escapar un par de “vivas”. La autonomía del tribunal, su independencia frente al Poder Ejecutivo, quedó así arrollada entre la anécdota y la ironía. Con lo que, de paso, hizo eco directo con el discurso de la presidente Morales.

En su discurso, Chávez, salta de un tema a otro sin aparente coherencia: desde la cumbre en Uruguay a la que está por asistir, hasta el triunfo de Evo Morales (“Bolivia: Pueblo que se alza como Lázaro y se reivindica”), pasando por aparentes confesiones retóricas de humildad (“No quiero parecer presuntuoso ante sabios […] A mí siempre me ha apasionado esto del derecho pero yo soy solamente un soldado”). Y de ahí construye una implícita conexión entre él y Bolívar (cita de memoria al libertador): “Yo soy sólo un soldado, nacido entre esclavos y no he visto más que hombres encadenados y compañeros con armas dispuestos a romper las cadenas”. No hace falta decir que el tono es histriónico —aunque no exagerado— y el gesto raya en lo profético.

A lo largo del discurso regresará, una y otra vez, sobre otra conexión —digamos ideal— con Bolívar que parece obsesionarlo: la derrota y traición por su pueblo. En algún momento defenderá la necesidad de educar al pueblo —“educación, moral y luces deben ser los polos de una República”— para evitar que, desde la ignorancia, “sea un instrumento ciego de su propia destrucción” (esta frase es repetida a sotto voce por el diputado con el que cené la noche anterior y que está sentado detrás de mí). Me siento en el ritual de una secta cuyo guía teme que le suceda lo mismo que al profeta: a Bolívar, insiste, lo acechó la “Crónica de una muerte anunciada, para citar al Gabo”. Y al igual que el libertador y supuestamente como él decía, Chávez se declara: “una débil paja arrastrada por el vendaval revolucionario” (esta clase de frases le encantan porque las repite dos o tres veces modulando tonos distintos). Pero, cuando expulsaron a Bolívar de Venezuela, se pregunta preocupado: “¿dónde estaba el pueblo que no salió a defenderlo?”.

Al hablar de Bolívar adquiere un tono místico-religioso: Bolívar, como él mismo, fue “crístico”; “vivió cual Cristo y murió crucificado”; a los venezolanos “nos guía su fata morgana”. Así, tal cual. Y, para rescatar a su otro pilar ideológico, remata: Fidel también es “crístico en lo social” (y lo repite un par de veces en voz más baja). El tono mesiánico y profético se expresa en esta y otras frases más adelante (él mismo ironiza sobre el hecho de que la oposición lo pinta como un predicador protestante “puertorriqueño”): “yo soy católico pero, sobre todo, soy cristiano”. Más adelante, en medio de una frase, advierte que construir una patria verdadera es “una tarea homérica y bolivariana”. Y mucho después, en la tercera parte del discurso, citando a un tal Mesaro, advierte: “¿Cómo conciliar la vida del individuo humano limitada en el tiempo con el carácter radicalmente ilimitado del tiempo histórico?”. Recupero una última anécdota —que él narra entre bromas, chistoretes y calculados titubeos de (falsa)memoria— para redondear el tono profético y mesiánico del discurso: dice que un día, en Cuba, se encontró a unos niños que lo saludaron (“Hola, Chávez”, dice que le dijeron) y le contaron que iban a la escuela; al poco rato, por el mismo camino, se encontró a un pastor evangélico que también lo reconoció y dijo con tono severo: “Chávez, te exhorto a que continúes y dile a Fidel que es un cristiano en lo social”. Después, como es debido, juntos, “terminamos orando”.

En su discurso los conceptos de “occidente”, “liberalismo”, “capitalismo”, “revolución francesa”, “revolución americana” —todos juntos— forman parte del mismo proyecto que debe abandonarse y superarse. En un momento exclama con voz convocante: “Jamás volveremos [a ese modelo], cueste lo que cueste y pasé lo que pasé”; “por nuestros niños, ¡no podemos volver atrás!”. El auditorio lo premia con un aplauso. Su discurso, a partir de este momento, incluirá reflexiones seudofilosóficas alrededor de un dilema supuestamente bolivariano: ¿en dónde será posible desentrañar la “misteriosa incógnita del hombre en libertad”? De vez en vez, entre anécdotas, desvaríos y chascarillos, regresará al punto para concluir que eso sólo es posible en la América Latina que su proyecto revolucionario encarna. En paralelo, su arenga va y viene sobre los males del capitalismo. Ese capitalismo que produce una televisión que “corrompe la mente” y que activa “lo que Fidel llama ‘los reflejos condicionados’ ” (la referencia a Pavlov no puede faltar y no falta). Acto seguido, cierra la pinza de su razonamiento: “¡O el imperio yanqui o el mundo; los dos no caben en este planeta!”.

Para aterrizar esa retórica advertencia en tierras venezolanas advierte que la oligarquía engaña a los venezolanos diciéndoles que Chávez (se refiere a sí mismo como Hugo Sánchez, en tercera persona) regala casas a los bolivianos (mientras los venezolanos viven en la pobreza). Ésa, nos dice para retomar su tesis, es una estrategia científicamente diseñada: “¡están haciendo activar los reflejos condicionados!”. Nos quieren vender un lenguaje y unas ideas sugerentes y peligrosas: “¡cuidado con la igualdad de oportunidades”; “¡necesitamos la igualdad de condiciones!”. Detrás de mí, el diputado, de nueva cuenta, repite en voz baja las frases de Chávez: ¿cuántas veces las habrá escuchado? Se me antoja voltearme y decirle que entendió muy bien; que precisamente ésos son los “reflejos condicionados”. Obviamente, me abstengo.

No es difícil adivinar la otra veta de su argumento: la burguesía venezolana es el enemigo “movido por el imperio” y por eso “necesitamos educación”. “Hay muchos jóvenes venezolanos —explica— que no saben en dónde está Quito pero sí en dónde queda Miami”. Aprovecha la idea para jugar con nombres de localidades y bromear con la incapacidad de los ignorantes oligarcas imaginarios para pronunciarlos. Es, en verdad, simpático: el público ríe, yo mismo sonrío. Aprovecha el aplauso que levanta su chascarrillo para continuar el espectáculo: “apláudanme más porque voy a tomar café” (y le da un sorbo al café que le han puesto en atril). Por un segundo me siento en una trova o en una peña. Pero estoy en el auditorio del Tribunal Supremo de Justicia de la República de Venezuela. Y, por lo mismo, el espectáculo resulta tragicómico.

Pero Chávez recupera mi atención porque sube el tono de manera alarmante: “si la burguesía recupera el poder acabará con la constitución”. Y narra que Fidel le ha hecho una advertencia muy severa: “Chávez: es bueno que los venezolanos sepan que, con el odio que tienen acumulado, si la burguesía recupera el poder cometerá un genocidio de proporciones enormes”. A mí se me hiela la espalda cuando alguien del público —una voz de mujer— grita: “¡lo sabemos, presidente!”. Esta escena me vendrá a la mente al día siguiente cuando, como narraré a continuación, acudimos al Cuartel San Carlos y en la fachada divisé una gran manta que decía: “Todos de pie; presidente Chávez, ordene!”.

De la constitución, Chávez tiene una idea meramente política: lo que importa no es su contenido, ni los límites institucionales que pudiera contener, sino el proceso que llevó a ella. Por eso, con tintes rousseaunianos, advierte que no pueden ponerse límites al poder transformador del pueblo. “¿Qué constitución es inamovible?”, pregunta. “¿Qué constitución no debe adaptarse al ritmo de los tiempos?”, remata. Y como el tema de la reelección está implícito en el circunloquio justificativo, continua: “en España se puede reelegir el presidente todo lo que quiera; ¡ah!, pero aquí no, ¡los indios no podemos hacerlo!”. De ahí desarrolla una veta más de su discurso: “¡el constitucionalismo [del siglo XXI] nació en Caracas!”. Para él, de hecho, el tiempo que vivimos es maravilloso: “una ideología que se apodera de las masas y que se convierte, de nuevo, en ideología”. Marx y “su dialéctica” son invocados para celebrar la fiesta.

Chávez, afirma, pertenecen a una corriente llamada “el historicismo” que consiste, simplemente, en ser parte de la historia. Y hoy, en la Venezuela bolivariana, la división de poderes es una institución del pasado. La razón es simple: esa medida liberal y burguesa, debilita al Estado. Aunque “los reaccionarios nos quieren hacer pasar como dictadores”, dicho principio debe ser sustituido por el de la “autonomía entre poderes”, que es propio del “constitucionalismo popular”. Un constitucionalismo “histórico y bolivariano” al que, según asegura, “le tienen pavor los yanquis y sus lacayos”. Yo no podía dejar de pensar en el texto del artículo 16 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 (y que sería el eje de mi intervención del día siguiente): “una nación en la que los poderes no están divididos y los derechos no están garantizados, no tiene constitución”. Pero lo que pudiera pensar quien esto escribe y los otros constitucionalistas, magistrados y profesores extranjeros, invitados (y a quienes llamó “sabios” al iniciar su arenga) lo tenía completamente sin cuidado. No es mi interpretación, el propio Chávez se tomó la molestia de aclararlo: “prefiero las opiniones del pueblo que las de los sabios”. Por eso —y aunque no soy sabio— escribo esta crónica sin cargo de conciencia.

Chávez dejó de hablar después de más de 180 minutos de perorata. Estoy convencido que el despotismo también descansa en esos detalles (aparentemente sin importancia): el tirano se apodera de nuestro tiempo a capricho; obliga a escucharlo hasta que se agota el caudal de sus ocurrencias. Cuando miraba hacia el presidium me dio la impresión de que más de un magistrado, durante el discurso, pensaba lo mismo. Cuando lo hice notar en una sobremesa recibí una respuesta cerrada: en efecto, algunos de ellos son “escuálidos”, de derecha. El blindaje ante cualquier crítica, por mínima que sea, es absoluto. Yo no soy de derecha y celebro no tener que soportar otro discurso de esos, nunca más en mi vida. En la noche, con malicia y sarcasmo, un colega español, en el lobby del hotel, ante un pequeño grupo de invitados y funcionarios de diversos países (Venezuela incluida) me disparó a quemarropa: “¿Calderón también hace esos discursos?”. Mi reacción fue a bote pronto: “No —le dije—, Calderón, seguramente, no sería capaz”. Pero, “sobre todo —rematé consciente de lo que hacia—, nosotros no le tenemos tanta paciencia”. Sé que es estúpido pero me sentí infantilmente complacido con mi respuesta.

Cuartel San Carlos: Martes 8 de diciembre

Temprano nos trasladan, de nueva cuenta y como todos los demás días, escoltados (seguridad, motocicletas, ambulancia, etcétera) a la sede del Tribunal Supremo de Justicia. Sin embargo, un pequeño grupo nos separamos para participar en una reunión programada con la finalidad de analizar el proyecto de una red de constitucionalistas “por un nuevo constitucionalismo” que impulsan algunos colegas desde hace tiempo. En abstracto la idea de la red tiene aristas interesantes. No existe algo así en el continente y, en principio, podría ser una plataforma para promover la idea de que el derecho puede ser un instrumento para transformar a la realidad y no necesariamente para conservarla. El manifiesto en el que se recogen los principios básicos de la propuesta no está mal: habla de democracia, justicia social, división de poderes, circulación de los gobernantes. Por eso acepto asistir al encuentro.

La reunión tendrá lugar en el Cuartel San Carlos, ubicado a unos 200 metros del Palacio de Justicia y que fue una cárcel durante varios años. Se trata de un edificio cuadrado y amplio con un enorme patio central —bien podría haber sido una hacienda mexicana— en cuyo centro colocaron algunas sillas alrededor de una mesa, con un toldo y un equipo de sonido. Todo rigurosamente de rojo. En el fondo del patio, sirviendo de telón al encuentro, cuelga una enorme manta con una foto de Chávez deteniendo en su mano una pequeña constitución bolivariana y rematada con la frase “Nuevo Constitucionalismo del Pueblo Bolivariano”. La puesta en escena es burda y, a mis ojos, constituye una provocación. Solamente acepté ser fotografiado —junto con un grupo de colegas extranjeros— dando la cara a la manta para evitar que ésta coronara la imagen. La reunión, a mi juicio y a juzgar por el tinglado, desde su inicio, se precipitaba al fracaso.

Antes del encuentro un par de guías populares —uno de ellos ex presidiario— nos cuentan que el recinto fue “rescatado por el pueblo” porque el Ministerio de Cultura quería convertirlo en una escuela. La historia suena inverosímil en la Venezuela chavista pero ésa es la versión oficial. Y el valor del lugar, nos dicen, reside en que ahí fueron encarcelados muchos luchadores sociales. Uno de ellos —“el último gran soñador que pasó por aquí”— fue preso por “el imperio y la oligarquía criolla servil”. Por supuesto, se trata del mismísimo Chávez, quien estuvo encarcelado ahí mismo después de intentar dar un golpe de Estado. La historia la escriben los vencedores, no cabe duda: el intento de golpe chavista es celebrado como un acto heroico; el golpe en contra de Chávez, en cambio, es muestra de la falta de escrúpulos de la oligarquía. Defino, de inmediato, mi postura en este tema: ningún golpe de Estado es aceptable. En todo caso, en situaciones de opresión, es legítimo el derecho de resistencia.

La reunión, finalmente, bajo un sol insoportable, inicia en el templete del patio (yo me siento intencionalmente en la esquina de frente a la manta chavista). El coordinador, el colega español que se divirtió provocándome la noche anterior, narra los objetivos de la iniciativa en términos básicamente académicos. Sabe, supongo, que está en medio de una emboscada política. Los venezolanos presentes están, de hecho, esperando que su líder, Carlos Escarrá —el diputado del que ya he hablado en un par de ocasiones—, tome la palabra. Él mismo, con orgullo, dice ser el coordinador del movimiento de constitucionalistas bolivarianos. En su primera intervención se declara “militante de la esperanza” y habla de actividades e iniciativas populares venezolanas (como la “parlamentarización social de calle”) que se orientan a una “apropiación popular de la constitución”. Mientras habla cita a Chávez reiteradamente y su tono, no sé por qué, me parece amenazante.

Será unos minutos después, en una segunda intervención del mismo diputado, cuando la baraja quedará expuesta. En respuesta a la lectura de una relación de nombres de posibles integrantes de la red —el Dr. Fulano, la Dra. Mengana— a cargo del coordinador del encuentro, el diputado Escarrá, desenvainó la espada bolivariana (cuya réplica en miniatura, por cierto, nos había sido regalada la noche anterior): “el lenguaje que se está usando en este encuentro es capitalista; porque ‘red’ es un concepto capitalista” y porque en la presentación de los nombres se incluyó el grado académico de los mencionados. Mirando con desprecio a los presentes, remató: “Yo no puedo participar en una organización de elite —aunque no perdió la oportunidad para recordarnos que él tenía un doctorado, tres maestrías y 31 años de experiencia en la docencia— porque yo estoy por un constitucionalismo mestizo”. La perorata es interesante por exagerada y, a mi juicio, resulta demoledora para la reunión. Su discurso es delirante: “en Venezuela el derecho constitucional se está haciendo en las calles y no en la academia”. Y lo dice, nos advierte, un profesor que en el pasado fue “discriminado por no ser blanco” y que, “aunque no es un chavólogo”, tiene muy presentes las enseñanzas del presidente. Sobre todo la que ya conocemos y que él repite: “es menester escuchar más al pueblo que a los sabios”.

En ese momento caigo en cuenta de que, en ese país, todos los poderes y todos los sectores —en este caso la academia y los estudios constitucionales— han ido perdiendo autonomía y se están alineando, paulatinamente, con el proyecto del comandante. Soplan aires totalitarios. De hecho, el diputado aprovecha para expresar su total “coincidencia” con la presidente del Tribunal Supremo: “el poder del Estado es uno sólo; el poder es sólo uno”; “por eso hay un jefe de gobierno que también es un jefe de Estado”. Y concluye sonriente y con turbia mirada: “¿hasta cuándo seguiremos con las vetustas ideas del Espíritu de las Leyes?”. Es ahí cuando decido abandonar la reunión e irme al hotel. Estoy cansado y me siento profundamente incómodo. Me levanto y, caminando hacia la salida, veo apostado en el fondo del patio un equipo de grabación con dos grandes antenas que captan todo lo dicho en la mesa. Ahora entiendo la insistencia del diputado en hacer recurrentes y redundantes muestras de lealtad presidencial. Sé que es absurdo pero, en ese momento, padecí un sentimiento de pérdida de libertad. Mismo que se incrementó cuando me comunicaron —con amabilidad pero de manera tajante y definitiva— que no podía irme en un taxi, por mi cuenta.

Deseo abandonar el lugar de inmediato porque no quiero legitimar con mi presencia un minuto más esa farsa y tengo que esperar a un chofer/escolta. Mientras espero resignado su llegada, leo distraído unos carteles en los que se pide la inmediata liberación de Illich Ramírez Sánchez, alias Carlos o El Chacal, terrorista detenido en Francia que, en el lugar en el que me encuentro, es considerado “un luchador social”. Es inagotable la capacidad que tenemos los seres humanos para manipular los hechos. Eso pienso cuando llega el auto que me llevará al hotel. Lo conduce el mismo chofer que pasó por mí al aeropuerto. Aprovecho la confianza que ese encuentro previo me brinda para enterarme que es un instructor de boxeo; que él y todos sus colegas son guardias de seguridad; que tiene instrucciones de llevarme o seguirme a todas partes; que es responsable por mi integridad física, y que no puedo abrir las ventanas del auto. El tipo —como ya he tenido oportunidad de reportar— es bonachón, simpático y platicador pero no me cuesta trabajo imaginarlo “obedeciendo órdenes”, incluso, sobre mi persona. Sobra decir que es enorme: pesa 105 kilos, según me cuenta. Decido quedarme toda la tarde en el hotel, antes de regresar para las mesas de trabajo al tribunal. La noche siguiente descubriré que en el mismo piso en que estaba mi cuarto —el piso 12—, a dos puertas de distancia, dos habitaciones idénticas a la mía, una frente a la otra, estaban ocupadas por el personal de protocolo y de seguridad. Hasta ese momento entendí cómo era posible que, cada que salía de la habitación y caminaba a los elevadores, invariablemente, aparecía un escolta a mis espaldas.

La mesa de trabajo vespertina del martes es interesante porque en las intervenciones de los participantes —público inscrito compuesto por estudiantes o funcionarios judiciales en su mayoría— es palpable un orgullo sincero por su constitución. Obviamente, aquí sólo están presentes los que piensan eso (el evento es una celebración de su documento constitucional) pero el dato, para mi sorpresa, es real. La constitución bolivariana tiene una base social indiscutible. Existe una apropiación popular de algunas de sus normas y un sentido de reivindicación política representado por su texto. No puedo dejar de pensar en el tipo de oligarquía que debió gobernar a este país y que logró generar este sentimiento de emancipación simbólica en los jóvenes estudiantes que —según narran— participan en las misiones populares y se sienten orgullosos de promover el socialismo por todo el país. Al contestar una pregunta del público expreso una banalidad: eso que llamamos pueblo no existe en cuanto tal y, en todo caso, con frecuencia “se equivoca”. La respuesta no tarda en llegar: “como ha dicho el presidente Chávez, el pueblo educado nunca se equivoca”, me dice un joven funcionario judicial. Ese mismo muchacho, más adelante, en un significativo desliz, me llama el “camarada norteamericano que viene de México”. A pesar de este episodio, al final, mi sensación es que el nivel de la discusión, desde un punto de vista académico, fue elevado.

La cena, ese día, tendría lugar en un bonito jardín ubicado a la mitad de la ciudad que fue recuperado como espacio cultural “abierto al pueblo”. La tranquilidad del lugar, sus más de cinco hectáreas de verde y el canto de los grillos, contrastan radicalmente con el caos y el desorden de la ciudad que nos rodea, que nos atrapa. Mi lugar en la mesa está ubicado junto con un colega argentino y otros dos cubanos en la mesa de la presidente del tribunal. La charla resulta amena e interesante. La Dra. Morales cuenta que es de una provincia pobre y de origen popular. Mi tierra, nos dice, no sin un dejo de orgullo, “siempre fue cuna de guerrilleros”. Su historia es ejemplar:
abogada en Venezuela, estudiante de posgrado en Italia y Francia (vivió en Europa ocho años), experta en derecho agrario y juez por mérito propio (de hecho, años atrás, antes de la llegada de Chávez al poder, la expulsaron del Poder Judicial por conceder un amparo, en aplicación directa de la constitución, para proteger unas tierras comunales). No me queda duda que es una persona inteligente y calculadora. Y, al narrar su experiencia como presidente, destaca un dato verdadero en el que yo no había reparado: cuatro de los cinco titulares de los poderes en Venezuela son mujeres. Ningún otro país en América Latina puede presumir un dato como éste. Es cierto.

Pero, al entrar al terreno de la política, cae el telón. Su independencia frente a Chávez es, a todas luces, inexistente. Y, sin un Poder Judicial independiente, como nos enseñó MacIlwain, no hay espacio para las libertades. La Dra. Morales conoció a Chávez cuando éste la invitó a asesorarla para hacer la Ley Agraria (según escuché en diversas oportunidades, el presidente, al menos al inicio de su gobierno, mostró un inteligente talento para allegarse de consejeros valiosos) y, después, la convirtió en juez constitucional. De ahí, el paso a la presidencia —con el apoyo del comandante— fue sencillo. El colega argentino se interesa por las tesis que expuso en su discurso inaugural y ella, sin reparos, confirma lo dicho: la división de poderes, al menos en la Venezuela bolivariana, debe superarse. “En mi país —nos dice—, ahora, no miramos hacia Europa”. Su posición es nítida: el Estado debe tener objetivos únicos y comunes y todos los poderes deben abonar en esa dirección; lo contrario debilitaría su capacidad transformadora. Y, en Venezuela, no hay duda, “Hugo Chávez es el jefe de ese Estado”. Yo no logro contenerme y, con cierto maquillaje teórico pero sin rodeos, le recuerdo una obviedad: el poder corrompe y que los seres humanos no tenemos llenadera. Nunca un lugar común tan manoseado me había resultado tan pertinente. Su rostro permaneció inmutable.

Intervención y clausura: Miércoles 9 de diciembre

El día de mi exposición en el pleno el ambiente fue amable. Leí, sin mayores ajustes, el texto que había escrito en México y que se publicará en la Revista Internacional de Filosofía Política. Mi tesis central venía como anillo al dedo y era todo menos obsequiosa: las constituciones no son —al menos no solamente— proclamas políticas, sino un conjunto de normas vinculantes, y parte de esas normas, junto a los derechos fundamentales y como una garantía de protección para los mismos, es la dimensión orgánica de la constitución que se funda en el principio irrenunciable de la separación/división de los poderes. El auditorio me acompañó con atención y con un aplauso prudente, moderado y en ese contexto y a la luz de mis tesis, generoso. Al terminar se acercaron algunos magistrados de dos de los tres países aludidos —Venezuela, Bolivia y Ecuador— y me pidieron que les envíe mi ponencia. Los tres, cada uno por su parte, me solicitan que no lo hiciera a sus correos oficiales. Una señora —que se quedó mi ponencia con anotaciones— se acercó para decirme: “gracias, porque nos trajo un poco de oxígeno”. Lo más gratificante fue el abrazo de un magistrado que me felicitó por el valor para decir lo que dije en el contexto en el que lo expuse. Al escucharlo no pude dejar de pensar con cierto orgullo nacionalista —poco común en mi caso— que, a pesar de nuestros múltiples problemas, en México los profesores universitarios no necesitamos valor para decir este tipo de cosas.

Después de mí, para cerrar el evento, expuso el colega español al que he hecho más de una mención y que ha jugado un papel importante en la confección de las constituciones venezolana, ecuatoriana y boliviana. Su ponencia me pareció sólida. Y me resultó particularmente interesante porque, al ser un promotor del “nuevo constitucionalismo latinoamericano”, delineó algunas de sus tesis principales: la importancia de las asambleas constituyentes populares; el peso de la fuerza democrática sobre las instituciones elitistas de garantía (cortes constitucionales); la participación ciudadana constante; el referéndum como instrumento de consulta de todas las reformas a la constitución; la iniciativa popular; el poder constituyente recogido en la propia constitución, básicamente. Al escucharlo me acordé de los dilemas que ocuparon mis reflexiones cuando escribí mi tesis de doctorado, precisamente sobre las tensiones entre el constitucionalismo y la democracia. Y no pude dejar de sorprenderme ante lo mucho que nos cuesta entender que el poder, en las manos de quien sea, si no se limita, se vuelve tiránico.

Después de pasar por el hotel partimos hacia la cena de clausura. Para llegar subimos por un teleférico durante 20 minutos, lo que me permitió divisar una bella vista de esa ciudad desordenada, ruidosa y ajena con la que no logré conectarme. En el hotel en el que tendrá lugar la cena nos espera un recibimiento cálido y discreto que promete una velada tranquila. Sin embargo, una desafortunada intervención de la presidente del tribunal me regresa a la realidad: esto es la Venezuela de Chávez. Narro solamente la médula de la anécdota.

Aunque el viejo hotel en el que estamos no reviste el mayor interés turístico, dado que solía ser un sitio lujoso y elitista, nos anuncian que tiene un valor simbólico. Convencernos de ello será la tarea encomendada a una joven trabajadora del lugar. Su misión parecía simple: contarnos en dónde existía una pista de baile, cómo era el bar de los años setenta, etcétera. Pero la presidente del tribunal esperaba otra cosa. Así que, cuando la muchacha se disponía a concluir, la Dra. Morales le preguntó a bocajarro: dinos, por favor, ¿quién está recuperando y remodelando el lugar? A lo que la chica, que no dio muestras de aptitudes para la esgrima mental, respondió: “pues…, unos trabajadores”. La tensión se dejó sentir de inmediato y la presidente no contribuyó a diluirla: “sí, claro, pero ¿cuál es la autoridad que decidió recuperarlo?”. En respuesta, la muchacha, balbuceó: “el ministerio del poder popular para el turismo”. La contestación, obviamente, fue insatisfactoria: “y…, quién está por encima de ese ministerio”, reclamó sin tapujos la anfitriona del evento. “Ah —alcanzó a mascullar la niña—, el presidente Hugo Chávez Frías”. El silencio fue general y la escena fue patética. Pero lo fue todavía más la preocupada intervención del jefe de protocolo del Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana, quien se aprestó a confirmar que, en efecto, el presidente había ordenado la recuperación del hotel y también había decretado que éste ostentara el nombre indígena del parque en el que está ubicado: Waraira Repano.

Finalmente, pasamos a cenar —una comida, como la de todos los días, buena y austera— amenizados por una estupenda banda integrada por músicos que habrán tenido una edad promedio de 65 años. Al término de la cena, con la hospitalidad de siempre, nos regalaron recuerdos y materiales gráficos del evento y nos acompañaron a presenciar un espectáculo de fuegos artificiales en la cúspide del monte en el que nos encontrábamos. El congreso, ahora sí, había terminado.

Epílogo

En el aeropuerto, a las 5:00 a.m. del 10 de diciembre, aumentó mi deseo de volver a casa. Me parecía extraño que entre ciudad de México y Caracas sólo existieran cinco horas de vuelo (y una hora y media de diferencia). Para mí la distancia era más grande: representaba dos modos de vida y dos proyectos de futuro diametralmente distintos. Nuestro país, con sus miles de defectos, a contraluz con Venezuela, se me antojaba como una bocanada de oxígeno para el devenir latinoamericano; una promesa que no se ha cumplido pero que, si logramos atender los rezagos sociales sin abandonar las libertades, todavía puede materializarse.

Quizá por ello pagué sin mayores reparos los 120 dólares que me costó salir de aquel país. Los primeros 60 me los cobró un personaje vulgarmente sentado en un banco, enfrente del mostrador de Mexicana, con una pequeña caja de madera abierta y repleta de dinero y dedicado a la tarea —a todas luces oficial— de cobrar un impuesto para el turismo. A cambio del dinero, como si fuera mi tarjeta de embarque, me entregó, nada más y nada menos, que la forma migratoria de salida.

Obviamente, aunque lo intenté, no fue posible pagar con tarjeta de crédito. La sensación de estafa fue fuerte pero eran más intensas mis ganas de regresar al Distrito Federal. Y eso que todavía tuve que pagar 60 dólares más: antes de entrar a la sala de espera que, para nosotros los ponentes era una sala VIP tapizada con fotos de Chávez (una de las cuales encabezaba una curiosa “cadena de mando” y venía acompañada por los retratos de sus inferiores, obviamente, colgadas en secuencia descendente), tuve que desembolsar, ahora, el impuesto de aeropuerto. También en efectivo.

Por eso y porque el amable personal de protocolo que nos acompañó en el aeropuerto retuvo nuestro pasaporte hasta el último momento, cuando por fin nos acompañaron a la sala de espera general, un simpático y ocurrente profesor brasileño —con el que, ante la experiencia, desarrollé una relación de complicidad y camaradería— me abrazó bromeando al grito ¡libres!, yo, en verdad, celebré la broma. Y, en efecto, al despegar el avión hacia México, mi país, con sus miles de problemas y su indignante injusticia social, se me antojó moderno, democrático y libre. Lástima que no lo sea tanto.

Pedro Salazar Ugarte. Investigador del instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.. Es autor de El derecho a la libertad de expresión frente al derecho a la no discriminación. Doctor en Filosofía Política por la Universidad de Turín (Universitá degli Studi di Torino) (Italia, 2002). Profesor de Maestría en Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Sede México), Profesor de Licenciatura en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Obtuvo el grado de Dottore di ricerca in storia del pensiero politico e delle istituzioni politiche en la Universidad de Turín, en donde presentó la tesis “La democracia costituzionale: ossimoro o síntesis?”, teniendo como tutor al Dr. Michelangelo Bovero. Asimismo es Licenciado en Derecho por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, en donde presentó la tesis “Elecciones y Democracia: el caso de las elecciones de consejeros ciudadanos del D. F.” en 1995.

* Publicado el 1 de marzo de 2010 en la revista digital Nexos en línea: www.nexos.com.mx.